Cada 19 de febrero, México rinde homenaje a una de sus instituciones más emblemáticas y fundamentales: el Ejército Mexicano. Más que una fecha en el calendario, este día nos invita a reflexionar sobre el papel que ha jugado esta fuerza a lo largo de la historia y su relevancia en la actualidad. Desde su nacimiento en 1913 hasta su evolución en el siglo XXI, el Ejército ha sido clave en la construcción, estabilidad y seguridad de nuestro país.
El Ejército Mexicano no nació de un día para otro. Su historia es tan vasta y profunda como la de nuestro país. Todo comenzó en 1810, con el Grito de Dolores, cuando Miguel Hidalgo y Costilla llamó a las armas a un pueblo cansado de la opresión. Aquellos primeros insurgentes, con machetes y poco más, fueron el germen de lo que hoy es una de las instituciones más respetadas de México.
Tras la Independencia, el país vivió décadas de inestabilidad. El Ejército fue clave en la defensa de la soberanía nacional, especialmente durante la invasión estadounidense en 1847 y la heroica resistencia en el Castillo de Chapultepec. ¿Quién no recuerda a los Niños Héroes? Esos jóvenes cadetes que dieron su vida por México son un símbolo de lo que representa el Ejército: valentía, honor y entrega.
La Revolución Mexicana marcó otro capítulo crucial. Figuras como Francisco Villa y Emiliano Zapata lideraron ejércitos populares que lucharon por justicia y tierra. Fue en 1913, durante la Decena Trágica, cuando el Ejército se consolidó como una institución al servicio de la nación, dejando atrás su papel de instrumento de caudillos.
En el siglo XX, el Ejército Mexicano no solo se dedicó a la defensa nacional. Participó en obras sociales, construyendo caminos, escuelas y hospitales. También fue fundamental en la reconstrucción tras los terremotos de 1985 y 2017, demostrando que su labor va más allá de las armas.
El Ejército Mexicano surgió en un contexto de turbulencia política y social. En plena Revolución Mexicana, el 19 de febrero de 1913, Venustiano Carranza convocó a la creación de un nuevo ejército para restaurar el orden constitucional, tras la traición y golpe de Estado conocido como la Decena Trágica. Así, surgió el Ejército Constitucionalista, base del actual Ejército Mexicano. Su propósito inicial fue defender la soberanía y la legalidad, una misión que ha mantenido a lo largo de más de un siglo.
Desde sus inicios, esta institución ha participado en momentos clave de la historia nacional. No solo ha sido un actor en conflictos internos y externos, sino que también ha evolucionado para adaptarse a los desafíos de cada época. Hoy, el Ejército no solo protege la soberanía nacional, sino que también cumple funciones esenciales en seguridad, apoyo en desastres naturales y proyectos estratégicos para el desarrollo del país.
El Ejército Mexicano no es solo una estructura de defensa, es una entidad de servicio a la nación. Su labor va más allá de lo militar y se extiende al apoyo civil en momentos de crisis. Uno de los ejemplos más claros es el Plan DN-III-E, que ha sido fundamental en la asistencia a la población ante desastres naturales. Terremotos, huracanes, inundaciones y otros desastres han puesto a prueba la capacidad de respuesta del Ejército, y en cada ocasión han demostrado su entrega y compromiso con el pueblo mexicano.
Además, en los últimos años, el Ejército ha asumido nuevas responsabilidades en materia de seguridad pública y desarrollo. La construcción de infraestructura clave, como aeropuertos y carreteras, así como el combate al crimen organizado, son parte de las tareas que hoy en día desempeñan los elementos de esta institución.
Detrás del uniforme y las medallas, hay miles de hombres y mujeres que han dedicado su vida a servir al país. Desde los soldados en formación hasta los altos mandos, cada miembro del Ejército Mexicano representa valores de disciplina, lealtad y patriotismo. Sus historias muchas veces pasan desapercibidas, pero su sacrificio y entrega son invaluables para la nación.
El Ejército es una de las instituciones con mayor reconocimiento y respaldo de la ciudadanía. Su imagen de fortaleza y disciplina ha sido clave en momentos críticos, demostrando que su función no solo es la defensa de la soberanía, sino también la protección y el bienestar de la sociedad.
Como cualquier institución, el Ejército enfrenta desafíos en la actualidad. La lucha contra el crimen organizado, el respeto a los derechos humanos y la transparencia en su actuar son algunos de los temas que se han puesto sobre la mesa en el debate público. La militarización de ciertas áreas de la seguridad pública ha generado opiniones divididas, pero lo cierto es que el Ejército sigue siendo un pilar fundamental para la estabilidad del país.
El futuro del Ejército Mexicano está ligado a la modernización y profesionalización de sus elementos. La capacitación, la adquisición de tecnología avanzada y la redefinición de sus funciones son aspectos que determinarán su papel en las próximas décadas. A pesar de los desafíos, su esencia sigue siendo la misma: servir a México con honor y lealtad.
El Día del Ejército Mexicano es una oportunidad para reconocer la labor de quienes forman parte de esta institución. Más allá de los discursos y los homenajes oficiales, es un momento para valorar el esfuerzo diario de los soldados que velan por nuestra seguridad, apoyan en emergencias y trabajan en la construcción de un mejor país.
Cada soldado que marcha el 19 de febrero lo hace con orgullo, porque sabe que su labor es esencial para el presente y el futuro de México. Su compromiso con la nación es inquebrantable, y su papel en la historia sigue escribiéndose con valentía y dedicación.
Así que, en este día, no está de más recordar que el Ejército Mexicano es más que una fuerza militar; es una institución de servicio, honor y lealtad que ha acompañado a México en los momentos más difíciles y que, sin duda, seguirá siendo un pilar fundamental para nuestra nación.