<strong>Y, ¿la vacuna?</strong>

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Por Fernando Urbano

Hace casi dos años fue anunciado en la mañanera un ambicioso y muy necesario proyecto para la realidad que se vivía en ese momento, México iniciaba los primeros pasos para desarrollar una vacuna contra el Covid-19, y que además nos pondría como el segundo país de América Latina en desarrollar una vacuna propia, después de Cuba, y que significaría un ahorro de casi 855% en recursos destinados a la compra de las vacunas que existían en ese entonces.

 “Patria”, fue el nombre que el mismísimo titular del ejecutivo le asignó, según él, en referencia al conocido poema de Ramón López Velarde. Le pusieron fecha, y el compromiso fue que a finales del 2021 estaría lista. Para lograr ese ambicioso objetivo, se asignó, en aquel entonces, 180 millones de pesos para que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología hiciera lo necesario para tenerla en tiempo y forma.

De hecho, se dijo que ya estaba iniciando el proceso para reclutar entre 90 y 100 voluntarios, de entre 18 a 55 años, para realizar los primeros ensayos humanos y tener así resultados para mediados de ese año. Ya los meses anteriores había quedado claro que el gobierno federal tenía deficiencias significativas en su actuar en contra de la pandemia, y que no tenía una estrategia de salud clara para enfrentarla. Así que anunciar una vacuna, era demasiado aventurado.

Fueron pasando los meses, y “Patria” seguía siendo solamente un proyecto. Después, se anunció ya no como una vacuna de uso único, si no como una fórmula de reforzamiento para las dosis de otros laboratorios. Después se dijo que era una de las mejores vacunas del mundo, pero que no tenía la capacidad de generar inmunidad a las nuevas variantes que se estaban presentando. Palabras más, palabras menos, la vacuna que aún seguía en proyecto era buena, pero no 100% efectiva.

Es sabido por todos que “nuevos proyectos” y “eficiencia” no son palabras que se logren encontrar juntas en las acciones del gobierno federal.

Días, semanas, meses, años después, y arrastrando el desastroso actuar del gobierno de México ante la emergencia sanitaria que padecimos, “patria” sigue siendo un proyecto que sigue en desarrollo y ni siquiera se ha concretado el estudio clínico de la fase final. Que en algún momento el CONACYT, buscó realizar ese estudio clínico en militares, pero el ejército se negó rotundamente a ofrecer voluntarios, ¿por qué será?

La vacuna que nunca llegó, pasará a ser uno más de la interminable lista de pendientes y proyectos a los que se les asignó presupuesto, y a la fecha no son más que palabras huecas. Además, parece que nunca existirá una fecha exacta y concreta para que la vacuna pueda ver la luz. Lo único que podemos asegurar, es que es más probable que llegue una nueva pandemia, a que el gobierno de Andrés logre concretar alguno de sus muchos proyectos inconclusos.

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