Por Néstor J. Hurtado Vera.
Como era de esperarse, con mayoría de Morena, la Cámara de Diputados aprobó el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2024 y aunque realmente no hubo sorpresas, dado a que ya perdimos la capacidad de asombro con el Gobierno de México, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, es necesario hacer un análisis sobre el impacto que tendrá en lo nacional, así como en lo local.
De entrada, suena mucho presupuesto, pareciera que muchos de los problemas de México por fin se van a solucionar, o al menos eso dieron a entender los congresistas del bloque de izquierda, quienes juraron en ambas cámaras legislativas, que (ahora sí) con la utilización de más de 9 billones de pesos, habrá desarrollo y bienestar.
Antes de comenzar, lamento enormemente que los congresistas de Morena no hayan defendido los intereses de quienes los pusieron en sus curules, y tristemente, demostraron que no tienen voluntad propia y decidieron no moverle una coma a la propuesta del Titular del Poder Ejecutivo.
Los legisladores le permitieron al Gobierno de México la posibilidad de endeudarse hasta por casi dos billones de pesos, y aunque no hay nuevos impuestos, permiten a Pemex y a la CFE contratar más deuda.
Aunque faltan muchas cosas por explicar, como los reajustes en áreas tan relevantes como salud, seguridad, educación o inversiones en infraestructura, los reflectores se ponen en los más de 700 mil millones de pesos que usarán para programas sociales en plena sucesión presidencial.
Pero independientemente del análisis nacional, en donde los congresistas decidieron tampoco “moverle una coma” al presupuesto para destinar recursos a Acapulco, y en donde se castiga con más de 5 mil millones de pesos al Instituto Nacional Electoral, y donde a todas luces busca debilitarse a los órganos autónomos, ¿qué esperamos para Coahuila?
Simplemente y en una frase muy sencilla; la “4T” decidió castigar a nuestro estado.
La cifra final para Coahuila fue de 55 mil millones de pesos, y aunque hay un crecimiento de 2 mil millones en papel, en términos reales estaremos en un -0.6 por ciento, debido a la inflación.
Es a mi consideración condenable que otra vez se castigue al estado en infraestructura, como el mantenimiento carretero, en donde no llegarán ni siquiera a los 400 millones de pesos de inversión, o la ampliación de la Saltillo-Zacatecas y la corrección del tramo conocido como “Los Chorros”, en donde no destinarán nada.
Los retos no son menores y más cuando analizamos las declaraciones del ex Administrador Fiscal y ahora titular de Desarrollo Social, Javier Díaz, quien señaló que, según estimaciones, desde el año 2018 el Gobierno Federal ha “asfixiado” presupuestalmente a Coahuila con alrededor de 23 mil millones de pesos que simplemente no entregaron a nuestra entidad.
Lo dicho por el funcionario estatal es gravísimo, porque entonces no sólo se castiga a Coahuila desde la conformación del presupuesto, sino además a la hora de asignar y aplicar la redistribución.
Concretamente, además de tener un impacto negativo en términos reales en el presupuesto, por el comportamiento -digamos ya típico del Gobierno de López Obrador-, estamos sujetos a que recorten en cualquier momento los recursos ya aprobados, que en Coahuila se usarían para atender temas como seguridad, economía, salud, educación, salud e infraestructura.
Sin duda debemos unirnos y alzar la voz en contra de las “injusticias presupuestales”, que afectan gravemente a todos los coahuilenses.