¿Un militar?

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Por Fernando Urbano 

“Desde luego que un militar puede participar en tareas políticas y puede tener aspiraciones políticas, incluso ser presidente de la República, pero deberá participar en cuestiones electorales y someterse a las urnas”, fueron las palabras del secretario de gobernación en el Congreso local de Hidalgo, el mismo que ha negado que el país se encuentre sometido a un proceso de militarización.

Seguramente fue una instrucción que surgió desde el mismísimo Palacio Nacional, sembrar la duda en la opinión pública. ¿Pero, para qué? ¿Será un simple distractor o una opción real del presidente? 

Si es una opción, entonces se convierte automáticamente en el “Plan B” del ejecutivo. Si así lo fuera, Luis Cresencio Sandoval González, sería la primera y la única opción que cuenta con el total apoyo de Andrés y de la 4T. Además de que, a ojo de buen cubero, tiene el suficiente poder como para retar al mismísimo legislativo. 

No olvidemos que Luis Cresencio Sandoval, rechazó acudir a la Cámara de Diputados para explicar el hackeo a la Sedena, aún y cuando fue llamado por la Comisión de la Defensa Nacional de San Lázaro; y como respuesta citó a los legisladores para que se reunieran de manera “privada” en sus oficinas.

¿O acaso será solamente un “rumor” para ratificar el respaldo y la alianza política del presidente con las Fuerzas Armadas? La otra opción es que si las cosas siguen como están, y el país sigue hundido en el caos, y con la posibilidad segura de que al presidente se le complique la sucesión, exista la posibilidad real de que hombre formado en la milicia sea la mejor opción, desde la perspectiva de Andrés, para dirigir al país. 

Aunque la posibilidad abierta no puede concretarse, al menos no en este momento, el artículo 82 fracción V de la Constitución señala como una condición para ser presidente este “no estar en servicio activo, en caso de pertenecer al Ejército, seis meses antes del día de la elección”. Pero, aún hay tiempo de que la posibilidad se concrete, pues debería renunciar a su cargo, a más tardar en diciembre de 2023. 

Lo importante, y lo que no hay que olvidar es la cercanía del gobierno con los militares, y dejar en claro que representa un riesgo real a los mecanismos democráticos actuales, y más a más obvias violaciones a los derechos humanos que en más de una ocasión han sido perpetradas por los miembros del ejército. ¿Ejemplos?, agresiones sexuales, torturas, desapariciones forzadas y arrestos bajo cargos inventados. 

Al final de todo, debemos quedarnos solamente con las palabras del secretario, “para que no les quede lugar a dudas, nosotros cuando hacemos acuerdos políticos los hacemos de frente sin negociar, sin ceder a nuestras convicciones, a nuestros principios y sin pedirle a nuestros adversarios políticos que son oposición que ellos hagan lo mismo “.

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