Néstor J. Hurtado Vera.
El día de hoy quiero hacer una reflexión sobre lo que lamentablemente está sucediendo en Saltillo, y que no es la excepción en Coahuila, así como a nivel nacional, e inclusive a nivel internacional, que es el suicidio.
Hemos visto en las últimas semanas noticias muy tistes de personas que han intentado quitarse la vida arrojándose de puentes, esto por una notoria crisis personal, que refleja muchos de los problemas emocionales que tenemos como sociedad.
Según datos oficiales del INEGI, del 2017 a la fecha, los suicidios han aumentado, ya que, en dicho año, la tasa fue de 5.3 por cada cien mil habitantes, mientras que para 2022 la tasa subió a 6.3 a nivel nacional.
Tristemente en México, desde 2017 a la fecha se han registrado más de 10 mil casos, mientras que en Coahuila tenemos alrededor de 300 casos al año y nuestra entidad supera la media nacional, siendo el noveno estado con mayor número de suicidios.
Definitivamente, es tarea de todos entrarle a este tema, como sociedad y gobierno tenemos que intervenir para evitar estos lamentables sucesos.
Entiendo que es un asunto muy complicado, porque no es cosa sencilla atender uno a uno a cada ciudadano que tenga problemas de salud mental, y sobre todo porque en la mayoría de estos casos, según los expertos, los afectados suelen no manifestar sus estados emocionales.
Pero creo que todos podemos poner nuestro granito de arena en estar muy pendientes de nuestros familiares y en caso de detectar algo raro, guiarlo con profesionales y evitar tragedias.
Asimismo, creo que debemos exigir, como ciudadanos, que todas las autoridades refuercen sus labores con publicidad gubernamental en promover los centros de ayuda, así como las líneas telefónicas de atención.
Además, las Secretarías de Educación Pública, deben destinar tiempo en las aulas, para que desde edades tempranas se les asesore en temas como prevención del suicidio y manejo de inteligencia emocional. Si desde niños se les guía, se les asesora y se les informa de los canales adecuados para atender estas problemáticas, sin duda los casos pudieran ser cada vez menos.
Es en las escuelas, donde además de la formación académica, se les puede instruir a través de materias, programas o talleres en prevención del suicidio, inteligencia emocional, combate a la drogadicción, respeto y amor al prójimo, entre otros valiosos temas.
Quizás sea esta una ruta lenta, pero tenemos que atacar el problema de raíz, ya que está comprobado que particularmente en estos sensibles casos, si se comienza en edades tempranas, los resultados son más efectivos.
Comento esto, porque lo fácil es culpar al gobierno de no hacer nada, o de hacer muy poco, pero creo que llegó la hora de comenzar con planes más efectivos, innovadores y asesorados por psiquiatras y psicólogos.
Si estos planes, por ejemplo, hubieran comenzado en el año 2000, estoy seguro de que muchas generaciones de jóvenes, actualmente, no estuvieran atravesando estos problemas, por eso reitero la importancia de comenzar cuanto antes.
Es importante decirlo, estos casos lamentablemente no se van a detener, ya que es una tendencia mundial, y más porque desafortunadamente, muchos de estos comportamientos, van de la mano con la drogadicción, así como con problemas familiares muy profundos, pero si no hacemos nada como sociedad y gobierno, los casos serán cada vez más.
