En sencillas palabras / Néstor J. Hurtado Vera
Estimado lector, estamos a prácticamente 7 meses de que celebremos la jornada electoral en donde entre miles de cargos, renovaremos la Presidencia de la República, y en la que además será la elección más votada y más cubierta en la historia de México.
No sé si le haya pasado a Usted, pero desde niño me emocionaba ver en las noticias todo lo relacionado a los procesos en donde se elegía principalmente al presidente de México, así como a gobernadores y alcaldes.
Comento esto porque cada elección tiene y ha tenido características muy peculiares, pero hasta el momento, ninguna como la del año entrante, y es que, por primera vez en la historia, una mujer tendrá la posibilidad seria y real de llegar al máximo cargo público en México.
Coincido en que, en un país lamentablemente machista, y en donde 7 de cada 10 mujeres manifiestan sufrir algún tipo de violencia por parte de sus parejas, la violencia política de género no ha sido la excepción, por lo que la “silla presidencial” parecía estar reservada únicamente para varones.
Ante ello, celebro enormemente que la morenista Claudia Sheinbaum y la panista Xóchitl Gálvez, tengan en sus manos la posibilidad de romper esa “maldición de género” en lo más alto de la política mexicana y que no es propia solo de nuestro país, ya que esto se da incluso en naciones de primer mundo como Estados Unidos o España.
Solo hay algo que no me cuadra o sencillamente no me convence de la candidata puntera Claudia Sheinbaum Pardo, quien sin duda llegó a esa posición por el “empuje” de un hombre, y debo decirlo, no de cualquier hombre, es políticamente el más poderoso de México y si, atinó, se trata de Andrés Manuel López Obrador.
En repetidas ocasiones le alzó la mano, la invitó decenas de veces a la tradicional conferencia matutina, la defendía, incluso la justificaba como en la tragedia del derrumbe de la “Línea 12” del metro de la Ciudad de México en donde hubo 26 fallecidos y un centenar de heridos.
En sencillas palabras, López Obrador hizo constar con múltiples mensajes que Claudia era su “favorita” para la sucesión presidencial y aunque celebro que una mujer por fin pueda llegar al poder, es una realidad que, sin el apoyo del presidente, quizás jamás hubiera alcanzado esos niveles de aceptación.
Y echándole más crema a los tacos, como decimos coloquialmente, pensemos hipotéticamente en si López Obrador hubiera preferido a un hombre, ¿la candidata rival hubiera sido Xóchitl?, lo pregunto porque lamentablemente para México, la oposición baila al ritmo que le toquen desde Palacio Nacional.
Pero la pregunta del millón en este momento tan crucial para México es, ¿por qué si Claudia es la primera mujer en tener la posibilidad de ganar la Presidencia de México, en la Ciudad de México, su preferido es un hombre?, lo que inmediatamente me lleva a la segunda y última pregunta, ¿realmente es el tiempo de las mujeres o solo son discursos a modo en un país de modas?