Sheinbaum, presidenta

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Por Israel Reyes 

Ya por fin terminaron estas espantosas elecciones. Tres meses de contaminación de marketing e ideología política (si así se le puede llamar) fueron suficientes para que ese circulo rojo continue con ese mismo estatus de aquí hasta que nuevamente nos pidan el voto. Y, cómo me encanta repetir esta frase después de cada suceso electoral: en política no hay sorpresas, sino sorprendidos. 

Ahora lo digo sin el ánimo de provocar, la intención es hacerles ver el error o los culpables. Hablo de esa generación que juraba y perjuraba que la oposición saldría vencedora en esta elección presidencial. Ellos son los principales afectados en este choque de realidad frente a lo que les hacían creer desde sus redes sociales y sus pequeños círculos sociales. Mi solidaridad con ellos. Acaban de vivir lo que sucedió un 30 de octubre de 1938, mientras Orson Welles narraba un especial radiofónico titulado “La guerra de los mundos”.

Entrando en materia, acabamos de hacer historia: elegir a nuestra primera presidenta de los Estados Unidos Mexicanos, Claudia Sheinbaum Pardo. Este hecho no sólo marca un cambio significativo en el panorama político del país, sino que también simbolizaría un avance crucial en la lucha por la igualdad de género y la representación inclusiva. Para la juventud mexicana, este hito ofrece una oportunidad única para reflexionar sobre el progreso social y político y, de paso, fantasear en la posibilidad de un futuro más equitativo.

Claudia Sheinbaum Pardo, nacida el 24 de junio de 1962 en la Ciudad de México, es una figura en la política mexicana. Con una sólida formación académica, Sheinbaum es doctora en ingeniería energética por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Su carrera ha sido una mezcla de logros científicos y compromisos políticos. Antes de incursionar en la política, se destacó como investigadora y profesora en el Instituto de Ingeniería de la UNAM, contribuyendo significativamente al campo de la sustentabilidad y el medio ambiente.

Su carrera política comenzó en 2000, cuando fue nombrada secretaria del Medio Ambiente del Distrito Federal durante el mandato de Andrés Manuel López Obrador como jefe de gobierno. En este rol, Sheinbaum implementó importantes proyectos de movilidad sustentable y gestión ambiental. Posteriormente, fue elegida jefa delegacional de Tlalpan, donde continuó su enfoque en políticas públicas centradas en la sustentabilidad y la justicia social. En 2018, Sheinbaum hizo historia al convertirse en la primera mujer electa como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Su gestión ha sido caracterizada por esfuerzos para mejorar la seguridad, la movilidad y la infraestructura urbana, así como por su respuesta a emergencias, como la pandemia de COVID-19.

Para muchas mujeres y niñas en México, la figura de Claudia Sheinbaum servirá como un poderoso símbolo de que es posible romper el “techo de cristal” y alcanzar posiciones de liderazgo. Su presidencia podría impulsar una mayor participación de mujeres en la política y otros sectores, promoviendo una cultura de igualdad y respeto por los derechos de todas las personas.

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