<strong>Relaciones tóxicas</strong>

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Por Joselo de Velasco

Este término relativamente nuevo refiere a las relaciones en las que ambas partes son incapaces de no hacerse daño, esto incluye parejas amorosas, amistades, familiares o relaciones laborales, pero creo que bien podríamos agregar relaciones internacionales entre gobiernos. Y si no con fines sociológicos, sí para resumir la cúspide de las interacciones entre México y los Estados Unidos. 

El presente sexenio ha mantenido una errática dinámica de declaraciones contra las políticas públicas del vecino del norte, si bien la relación con el expresidente Trump nunca fue buena por los señalamientos contra la migración y las amenazas de pagarle un muro, hay que reconocer que cerró su administración en buenos términos con México y en cooperación para combatir la pandemia que afectaba no sólo en salud, también en temas de migración, economía y demás relaciones internacionales. 

El tema de las energías verdes no ha logrado tomar buenos rumbos, sólo reducir presencia en la agenda mediática. Si bien los países tienen derecho a aprovechar los recursos naturales con los que cuentan, incluidos los combustibles fósiles, la política mexicana que se niega a la implementación mayoritaria de fuentes renovables de energía y atenta contra las inversiones extranjeras en la materia, se suman a los conflictos internacionales. 

Durante el Juicio del Chapo el presidente tuvo a bien a meterse desde la mañanera y opinar sobre procesos judiciales en el vecino del norte, descuidando las formas y las reglas no escritas, apelando infructuosamente en favor de la familia del capo para conseguir visas humanitarias para atender el juicio en Nueva York. 

La crisis de fentanilo la experimentan ambos países, pero sólo EUA acepta han llevado las discrepancias políticas a niveles peligrosos, la cancillería mexicana lejos de trabajar en favor de la relación internacional ha reunido a los cincuenta y dos cónsules para que trabajen en favor de la imagen del presidente, en los dimes y diretes sobre el responsable de la crisis y centenas de muertes diarias en ambos países. 

También los asesinatos de ciudadanos norteamericanos en territorio nacional van de la mano a los posicionamientos republicanos porque el ejército norteamericano intervenga contra los grupos del narco mexicano, independientemente de la inconstitucionalidad que representa esta intervención, lo que sí es real es que las relaciones internacionales entre ambos países no habían estado tan tensas desde febrero de 1985 en que el agente de la DEA Enrique Camarena fuera asesinado. 

Se observa en ambas partes un esfuerzo por ver todas estas situaciones como un problema propio de un país, ya sea por ser los consumidores, los que niegan la presencia de capos en su país o por productores y traficantes de las drogas, la realidad es que tanto los grupos delincuenciales, las empresas y las familias que envían y reciben remesas son instituciones internacionales, que demandan acciones con dicha óptica e interés de soluciones, no de responsabilizar y buscar salidas políticas favorables a gobiernos y partidos. 

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