Por Jesús Alvarado
El gobierno federal gasta a desmedida en programas sociales con el objetivo de disminuir la pobreza y hacer justicia social a quienes por años no han sido tomado en cuenta por alguna autoridad. Por lo menos así lo señala el presidente en sus típicas mañaneras.
Los resultados son pobres, y no están a la altura del desembolso de las arcas del erario mexicano. Por más que se presume que como nunca en la historia del país se ha invertido en programas sociales, gran parte de la población sigue en alguna situación de pobreza.
Con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), al corte del 2020, la cifra más reciente disponible, casi el 80% de los niños y adolescentes mexicanos se encuentran en algún grado de pobreza o vulnerabilidad económica y social.
Hoy en día el gobierno mexicano da apoyos económicos a personas de la tercera edad, a madres de familia solteras, a miles de estudiantes y programas de recurso económico para centros educativos. Todos ellos carecen de lo mismo, puesto que no tienen un objetivo, una meta.
Los gobiernos en el mundo destinan millones de dólares para dar asistencia social a las familias en situación vulnerable, pero cuando debes destinar para a más del 50% de tu población, significa que algo estás haciendo mal.
Lo que enseñas, es el reflejo de lo que algún día será el alumno. A nuestra sociedad, la estamos mal imponiendo que es el gobierno el que nos debe otorgar un sustento, cuando su función es la de garantizar a través de políticas públicas y económicas para que existan las condiciones necesarias para una economía dinámica.
Desde ya se le debe poner atención a las y los niños. Son nuestro presente y futuro. Estado y sociedad deben procurar que se encuentren recibiendo educación de calidad, con programas eficaces que les otorguen alimentación y vestido a quienes lo necesiten.
Guarderías responsables y ubicadas estratégicamente para madres de familia que son el sostén económico del hogar. Con salarios acordes a su desempeño laboral.
Gastar al dar dinero gratis a diestra y siniestra es popular, más no productivo. A este gobierno se le ha acabado el recurso, y nos encontramos ante una de las deudas públicas más grandes en la historia de nuestro país.
Endeudarse para invertir no es malo, pero gastarlo en programas de asistencia sin crear una estrategia real de crecimiento para el pago de la misma deuda si lo es.
EL REMATE
La pobreza infantil es uno de los grandes retos de la política social en México; esta problemática se profundizó con la llegada de la pandemia por Covid-19. Pero, no lo único que anda mal en el país. Al corte del tercer trimestre del 2023, se registró un total de 17.9 millones de personas en condiciones críticas de ocupación, el nivel más bajo registrado en una década.
¿Qué sector es de los que más aporta al país? Las actividades de construcción de edificios, casas y otros espacios es el rubro que más aporta al PIB de la vivienda en México. Durante 2022 aportó 7 de cada 10 pesos a la producción total. Durante 2022, el sector vivienda registró una producción total equivalente a 5.2% del PIB nacional, de acuerdo con cifras de la Cuenta Satélite de Vivienda del Inegi.
Lo que de plano no despunta es la venta de libros. Pese al avance en la producción y venta de libros en México, la industria editorial no ha logrado alcanzar los registros prepandémicos. En 2018 la producción fue de 134.8 y para el 2021 había caído a 89.1 millones; hasta el 2022 se observó un crecimiento, con un total de 104.1 millones de libros, de acuerdo con cifras de la Caniem (Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana). Pese al avance de ejemplares fabricados todavía los registros se mantienen por debajo del registro prepandémico.
