Por Néstor J. Hurtado Vera
Normalmente no me gusta utilizar la palabra “predicción” porque, aunque según el diccionario de la lengua española significa: “Anunciar por revelación, conocimiento fundado, intuición o conjetura algo que ha de suceder”, existe una percepción de que dicha palabra se ocupa para casos casi sobrenaturales y en un terreno de apuestas o azar.
Hay un dicho que los economistas utilizan mucho y me encanta, ellos aseguran que pasan el 50 por ciento de su tiempo prediciendo qué sucederá en el campo económico y financiero global, mientras que el otro 50 por ciento de su tiempo lo dedican a justificar por qué no sucedió.
En ese sentido, a los politólogos nos sucede algo parecido, por lo que en esta editorial buscaré hacer un análisis serio, apegado a los comportamientos históricos del todavía Gobernador electo y de la situación que vive nuestra entidad para tratar de comprender hacia dónde se dirige la nueva administración.
En primera veo a un gobernador con una carrera política prometedora, no tendrá margen de equivocarse si en su mente está viendo la posibilidad de ser un aspirante serio a la Presidencia de la República, por lo que se rodeará de gente capaz y de perfiles jóvenes, pero con experiencia y tengo la sensación de que, aunque cumpliría con compromisos políticos, “refrescará” el ambiente y le dará una nueva imagen a la administración estatal.
Soy un convencido de que todos los rubros son muy relevantes, pero sin duda se concentrará en cinco ejes que sencillamente son en donde los coahuilenses más exigen resultados y son: seguridad, economía, salud, desarrollo social, e infraestructura.
Hoy en día Coahuila es el segundo estado con menos homicidios dolosos en el país, y en donde el modelo dio resultados comprobados. En economía, sin duda la atracción de empresas será de las cosas que más sobresaldrán, y con una buena estrategia de comunicación, llegarán miles de empleos y de paso se cumplirá con el reto de mantener a nuestro estado líder en formalidad laboral.
El sistema de salud nacional, así como los estatales fueron “sacudidos” por la pandemia y desde ahí, la ciudadanía exige atención de calidad, por eso creo que, en este rubro, Manolo Jiménez sin “politiquerías” trabajará coordinadamente con la Federación para ofrecer soluciones.
En desarrollo social, aunque el reto no es menor, se han dado resultados desde que el mismo Gobernador electo encabezó la Secretaría de Desarrollo Social, siendo nuestra entidad una de las que menos personas en pobreza tiene, de hecho, es el lugar 5 nacional con menos pobreza y en los últimos años, casi el 10 por ciento de coahuilenses en condición de pobreza, lograron salir de esa situación.
Aunque aún existen 600 mil coahuilenses en condiciones vulnerables, creo que el objetivo de la nueva administración será erradicar por completo este problema, ya que estuvo al frente del programa Mejora y sin duda conoce de primera mano cada una de las necesidades.
Asimismo, creo que, al mantener las condiciones de seguridad, el plan económico de atracción de empresas será una realidad, por lo que necesariamente se requerirá infraestructura de calidad en cada una de las regiones involucradas. Sin duda con una buena relación con la Iniciativa Privada, en temas como inversiones con el ISN y los comités ciudadanos en donde se priorizarán las obras, puede ser un éxito muy notorio.
Finalmente, en una editorial no caben todos los temas de una administración estatal, por eso quise concentrarme en los más relevantes, pero por la personalidad de Manolo Jiménez, puedo esperar un gobierno “fresco”, abierto y con la aplicación de mucha lógica en cada acción de gobierno. Además, veo sumamente probable que mantenga relación directa y permanente con empresarios, medios de comunicación, colectivos, alcaldes, ciudadanía e incluso políticos de oposición.
