Política y dogma

0
50

“El hombre está programado para ser católico, protestante, italiano, británico, y así sucesivamente. Durante siglos ha sido programado: para creer, para tener fe, para seguir ciertos rituales, ciertos dogmas; programado para ser nacionalista e ir a la guerra.”
Jiddu Krishnamurti
Por Israel Reyes 
En estos tiempos de encono, escarnio y sarcasmo dentro de la plaza pública de nuestra era digital deseamos destruir lo que en su momento nos llevó a ser resistentes como sociedad. La pandemia llegó también para recrudecer algunos síntomas que traíamos en el rezago, tales como el cuestionamiento al sistema político actual, que si el populismo, la fragilidad de la oposición, las instituciones, la corrupción; todo aquello que ha esfumado el discurso del progreso y bienestar por encontrar enemigos ideológicos tanto en la diestra, como en la siniestra.  Hablo de ese punto de quiebre en el que llegamos a dudar menos y la sociedad se fragmenta, es precisamente cuando la razón deja de ser atractiva. Es entonces cuando se construyen posiciones fundamentalistas que ofrecen como algo nuevo a las viejas nociones, hoy con otros nombres y con una dialéctica y estrategia diferentes, pero divisorias y de final totalmente predecible.
¿No les sucede que cada día la velocidad aumenta? Es como si el acelerador se encontrara atorado con un ladrillo y no pudiéramos hacer nada para remediarlo. Esa velocidad nos reduce el tiempo para meditar y reflexionar nuestro entorno, eso mantiene menguada la curiosidad y la duda. Esto también nos invalida a ser partícipes de lo colectivo y hacer uso de lo que nos corresponde democráticamente para cambiar todo lo que nos parezca erróneo o mejorable. El constructo de nuestra convivencia se cimienta en un orden lógico y sólido de las cosas y no, no es producto de la casualidad sino de años y años de nuestro proceso evolutivo, ese del que se fue diseñando la justicia y la libertad (por señalar algunos conceptos).
Te platico todo esto porque el modelo político nos quiere hacer creer que para ser parte de la política es necesario ser de cepa, de formación o simplemente por linaje. La historia misma nos ha enseñado que no es así, que no se requiere de experiencia o de pertenencia a una institución que nos encuadre para llegar a ejercer y ser parte de la política en nuestro país, sin embargo, es indispensable, de estar interesados en ser partícipes o copartícipes, saber la importancia de una convivencia en libertad que no nos haga renunciar a nuestra particular forma de entender el mundo, la vida o la política, y que establezca las reglas para un pacto de convivencia entre diferentes personas.
Esa rabia y desánimo que recibimos a diario en las noticias, solo logra que los mismos sigan haciendo lo mismo, a mantener ese estatus democrático estancado y beneficiar a un pequeñísimo porcentaje de la población a esas cuotas que deben ser para toda aquella persona deseosa en querer cambiar su mundo. Sería justo y prudente empezar haciendo apología de lo impuro y a generar más dudas de la misma duda, y transmitirla, y generar dialéctica de los debates políticos, desentrañar el discurso político que solo busca aprobación y aplauso, pero nunca cuestionamientos. Aún estamos a tiempo de rechazar esos dogmas y de volver a recuperar la búsqueda de la razón entre quienes, aun siendo mayoría, parecen silenciados por el ruido de las nuevas religiones ideológicas, tan dogmáticas y seguras de sí mismas como nocivas y letales para nuestra convivencia.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí