POBRE CLAUDIA

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Por Fernando Urbano

Que terrible debe ser para Claudia vivir las condiciones tan grotescas y humillantes por las que la han hecho pasar su partido y el presidente. Pero que se le puede hacer, así son en Morena.

Por más que intentan darle legitimidad y resaltar que surgió de un proceso en el que pueblo bueno decidió, no hay manera de sustentarlo, nunca existió una elección, nunca se instaló una casilla y mucho menos se imprimió una boleta. Solamente fueron encuestas que se aplicaron a una muestra de morenistas para justificar su designación. Así es, encuestas que se rigen por una metodología apegada a estándares señalados por la estadística y la probabilidad, y no por el supuesto voto ciudadano. Pobre Claudia, fingen y la hacen fingir que es una demócrata.

Pero nada se compara con la rueda de prensa en la que la anunciaron como virtual candidata. Más de dos horas de espera, que no dejaron ver más que la desorganización y negociación que tuvieron que hacer en el momento para que las demás corcholatas salieran a acompañarla con una cara que no denotaba otra cosa más que incomodidad.

Hasta Claudia se veía incómoda, y es que estaba al lado de los que en algún momento señalaron que si ella ganaba iba a ser a la mala, y que en más de una ocasión señalaron que el piso no estaba parejo y que las encuestas estaban cargadas. Y si eso no fuera suficiente, lo que debió ser su primer gran momento, fue opacado por la ausencia de Marcelo; la nota del día no fue ella, fue él.

Claudia Sheinbaum no está recibiendo el trato de una ganadora, ni de una virtual candidata, y no lo va a recibir. Es más, ni siquiera podrá ser ella misma, como pasó en todo este “proceso interno”. Sus discursos y fotos, siempre han tenido que ser con la imagen, palabras e ideas de López. No puede hablar de ella, solo de él. Su primer spot, se trata de eso, de imágenes de López Obrador.

López no puede mantenerse al margen, y es tanta su necesidad de protagonismo que se le ocurrió la absurda idea de transferir el bastón de mando. Es importante señalar que el bastón de mando en algunas culturas indígenas simboliza la máxima autoridad, pero el presidente no es un representante de un pueblo indígena. Pero al final de cuentas, no es simbolismo, es una forma más en la que el presidente disfraza su necesidad de intervenir de forma ilegal en una elección.

Pero todo esto, además de ser tratada como la marioneta personal del presidente, no la excluye de sus escandalosas y polémicas responsabilidades. Que van desde su participación en la construcción del opaco segundo piso del periférico, cuando fue funcionaria del gobierno de la ciudad, el caso Rébsamen, la terrible respuesta que dio su gobierno durante la crisis de covid, el accidente de la línea 12 del metro, y los procesos penales, que, como buena morenista, y con sueños de dictadora, ha lanzado contra sus opositores a través de su bancada en el Congreso local, o bien, a través de la fiscalía general de justicia.

 Pobre Claudia, no es la mejor, no es la más calificada, tampoco la más capaz, solo es la que le garantiza a López obediencia, sometimiento, continuidad de sus ideas, y lo más importante protegerlo de cualquier investigación de corrupción, a él y a su familia. 

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