Luego de la “marcha del millón” en que los ciudadanos movieron a los partidos políticos de oposición a garantizar la defensa del INE el presidente y la 4T no se quedaron satisfechos con la derrota, pusieron en marcha lo que el propio presidente denominó el Plan B.
La reacción del presidente se juega en dos frentes, el efectivo y el mediático. Ante la opinión de sus simpatizantes la marcha será suficiente muestra de fuerza, recordándoles que desde sus inicios llenar el zócalo ha sido su símbolo de unidad, protesta contra el México de instituciones y discurso encarnado. En cuanto a la estrategia efectiva el presidente tiene 108 iniciativas hasta el momento presentadas al Congreso de la Unión con la intención de cambiar la ley electoral actual. No olvidemos que la ley electoral vigente es la que le dio triunfos contundentes en estados y municipios desde el 2018 hasta las más recientes elecciones, en este mismo año.
108 iniciativas que podemos dividir en dos grupos, reforma a la constitución, que son 51 y reformas a leyes secundarias, 57 restantes. Ningún diputado en su sano juicio debería proponer cambios a la constitución si intenta mayoritearlos cual, si fueran leyes secundarias, pero la 4T no se trata de razones sino de lealtades.
Es alarmante que algunas de las iniciativas que contempla el régimen aprobar por mayoría simple contemplan afectar al INE a través de su presupuesto, de tal manera que se transforme en una institución inoperante. Reducir el número de firmas del padrón electoral que se requieren como mínimo para hacer una encuesta y obligar al INE a operar el mismo número de casillas que en una elección federal es la tumba para el órgano electoral.
Mientras tanto Morena y sus aliados buscan hacerse de consejeros electorales en los 4 puestos que pronto serán vacantes. Pareciera que, ante una continua e inminente reducción en las preferencias ciudadanas, el manual del foro de Sao Paulo dictó a México adelantar estrategias y apresurarse en controlar las vías democráticas que con años de esfuerzo y lucha social ha construido el país.
Mientras tanto, los mexicanos estamos ocupados en lo que más amamos y entendemos mejor, el fútbol, nuestro opio llega con más fuerza y mucho más oportuno que el fentanilo, que, por cierto, como en Estados Unidos se está convirtiendo en la droga más peligrosa tanto para jóvenes como para adultos. Por un lado, es mucho más barato que las drogas duras y por otro es casi indetectable mediante los mecanismos tradicionales de las corporaciones de seguridad.