Petrarca y la búsqueda del equilibrio

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Por Israel Reyes 

La literatura de autoayuda vista como una extensión diluida de los tratados morales de ya hace bastantitos años, revela que el dilema humano ante la vida persiste a lo largo del tiempo. Autores como Francesco Petrarca, conocido por su Cancionero, también incursionaron en la orientación moral con obras como De remediis utriusque fortunae, donde aborda cuestiones de buena y mala suerte.

Me preguntarás ¿quién es ese tal Petrarca? Ahí te va, Francesco Petrarca, nacido en Arezzo el 19 de julio de 1304 y fallecido en Arquà Petrarca el 19 de julio de 1374, fue un destacado poeta, filósofo y filólogo de origen aretino (es decir, de Arezzo, que es un municipio italiano, en la Toscana, capital de la provincia del mismo nombre, bañada por el río Arno). Reconocido como el padre del humanismo, su obra, especialmente el Cancionero, lo consolidó como un pilar fundamental de la literatura italiana. Su influencia se extendió más allá de las fronteras italianas, llegando a autores como Garcilaso de la Vega en España, y a figuras como William Shakespeare y Edmund Spenser en Inglaterra, quienes adoptaron su estilo, conocido como petrarquismo.

Además de su innovación en formas y temas poéticos, Petrarca también destacó por su visión humanista, buscando integrar el legado de la cultura grecolatina con los principios del cristianismo. Promovió fervientemente la unidad de Italia, aspirando a restaurar la grandeza que el país había disfrutado durante la época del Imperio romano.

Pues bien, Petrarca enfatiza la transitoriedad y la inestabilidad de la vida, argumentando que la fortuna puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Su enfoque esencial radica en mantener una actitud sensata y fiel a la virtud, aconsejando precaución frente a los cambios y el apego a la sabiduría práctica. Sus reflexiones abarcan temas contemporáneos, como la obsesión por la apariencia física y el exceso en la búsqueda de la perfección corporal, algo relevante en la actualidad de las dietas y el culto al cuerpo.

Además, Petrarca toca aspectos como el minimalismo en la vivienda, la moderación en la escritura y la valoración del conocimiento sobre la acumulación de libros. Su crítica al fútbol como preferencia deportiva y al exceso de posesiones materiales resuena en la actualidad.

El autor aboga por la moderación en la esperanza y el amor, argumentando que el equilibrio es crucial para evitar el agobio y la decepción. Aunque su obra destila consejos de mesura, reconoce la inevitabilidad del amor como una pasión difícil de resistir.

Petrarca, a través de sus escritos, presenta un panorama de la condición humana que trasciende el tiempo, mostrando que, incluso los más sabios, enfrentan contradicciones y flaquezas en su búsqueda de una vida equilibrada.

“Cinco grandes enemigos de la humanidad están dentro de nosotros mismos: la avaricia, la ambición, la envidia, la ira y el orgullo. Si nos despojamos de ellos, gozaremos de la más completa paz.” Eso lo dijo Francesco Petrarca.

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