Por Joselo de Velasco
En el mes octubre la OMS y distintas instituciones médicas nos invitan a sensibilizar en torno al cáncer, pero este esfuerzo no es exclusivo de los médicos y especialistas oncólogos sino de todas las esferas que conforman la sociedad. En los años recientes he entendido mejor el papel que juega la psicología, una tarea fundamental en la lucha contra las enfermedades. Se puede dividir en tres momentos, la concientización como fase previa, la confrontación como momento activo de la enfermedad y la resiliencia, posterior a la enfermedad y para lidiar con las consecuencias de las enfermedades.
Toda persona está llamada a conocerse y aceptarse, pero esto no se limita a la personalidad, incluye también las consecuencias biológicas, esto incluye un cuerpo propenso a las enfermedades. Hablando de cáncer, una detección temprana está vinculada estrechamente con un mejor pronóstico, es entonces importante alejarnos de ideas erróneas y aceptar que la mejor acción ante el temor de las enfermedades no es huir a ellas sino examinarnos periódicamente.
Cuando una persona descubre que tiene cáncer responde según su personalidad y las herramientas emocionales para hacer frente a la adversidad. Comúnmente decimos que los pacientes “enfrentan una lucha contra la enfermedad” y es cierto, porque no todo queda en los médicos. Según numerosos estudios, el funcionamiento correcto del sistema inmune está ampliamente relacionado con un estado de ánimo positivo.
¿Pero cómo mantenernos positivos ante una noticia tan drástica? La psicología ofrece distintos tipos de maneras para fortalecer las herramientas para el manejo de emociones. Hay que tener presente que el ser humano crece a través de enfrentar la adversidad. Si bien los problemas suben los niveles de estrés, el desarrollo de quien supera un problema que creía fuera de sus capacidades mejora la autoestima y cambia la manera de ver la vida. Incontables son los casos de personas que ante una enfermedad o sentirse cercanos a la muerte cambian por completo su forma de ver las cosas, valoran más despertar por la mañana sin deparar en el clima con que amanece el día, aprecian más las relaciones humanas por encima de los conflictos que existieran en el pasado. Miran su entorno sin deparar en lo que para otros podría arruinar el día, puesto que, el tráfico, un disgusto con el jefe o compañeros de trabajo, la mayoría de los conflictos se vuelven problemas simples en comparación con la enfermedad con la que luchan.
La psicología positiva nos dice que, si bien nadie quiere padecer una enfermedad de ninguna índole, enfermar no debe verse como el peor mal a las personas. Derrumbarnos y no permitirnos reconstruir un nuevo individuo emocionalmente fuerte es el verdadero riesgo de las enfermedades o de cualquier adversidad. Es importante entender y compartir entre nuestros seres queridos que el acompañamiento psicológico es un factor importante para los pacientes que lidian con enfermedades crónicas.