Por Jesús Alvarado
No solo en nuestro país, sino en el mundo, los fraudes y extorsiones, en el orden que usted los quiera nombrar, son una empresa, que deja millones y millones de ganancias, a través de un ilícito que día a día se comete con mayor facilidad.
Sí usted ha visto esas películas de Hollywood donde montan toda una oficina con líneas telefónicas, créame que no está nada alejado de la realidad. Tal vez sin los lujos de esas grandes salas y oficinas de primer nivel, pero sí toda una instalación con un único objetivo. Robarle su dinero, su capital, dejarlo en cero y en una de esas, hasta endeudo en compras que no realizó.
En el actual sexenio del presidente López Obrador han llegado a niveles récord. Pero, tampoco es como que en los anteriores sexenios no existiera este delito. Resulta de risa, creer que las corporaciones en sus departamentos de seguridad no hayan logrado desmantelar a las organizaciones dedicadas a robar el dinero de los mexicanos mediante el fraude y la extorsión.
Basado en datos de la COPARMEX, indican que el 64% de las empresas han aumentado el gasto en medidas de seguridad, entre uno de los factores, el famoso cobró del derecho de piso. Aquí sin duda, hablamos del crimen organizado operando. Al igual, señalaron que 19% de las empresas socias de Coparmex consideraron que la inseguridad es un obstáculo, después de la incertidumbre económica, que es lo que de manera más importante limita las inversiones
En esta columna, ya hemos dedicado tiempo y espacio, para hablar de los diferentes tipos de fraude. Hemos señalado la falta de cultura entre la sociedad, para comprender cuando intentan estafarnos a través de una llamada, correo electrónico, una conversación por inbox o el famoso whatsapp, o simplemente por no reforzar nuestra seguridad cibernética somos hackeados y nuestras cuentas bancarias vaciadas.
Cada año, las peleas y rivalidades políticas revelan llamadas o conversaciones de actores políticos, de empresarios que deben recursos al SAT o que ya no comulgan con alguna fuerza política. Les investigan hasta lo que no se comen, pero ¡hay caray!, no son capaces de desmantelar estas bandas.
Claro que lo son. Pero es México, el país de la eterna corrupción e impunidad, donde estos conceptos van a la baja solo en el discurso, y en los hechos se desconoce a quienes dicen lo contrario.
La estrategia de seguridad no solo no funciona en que no nos roben la paz y tranquilidad. En que sigamos con vida. No funciona ni en nuestra privacidad, porque hay un claro ejemplo del fracaso del estado mexicano.
Antes de pasar a mi famoso remate, ¿usted alguna vez ha escuchado en las noticias que desmantelaron toda una red de defraudadores?
EL REMATE
En ciertos puntos del país, empezaron a aparecer los famosos juegos de estacionamiento. Que son carpas armadas a la brevedad con productos de regalo por participar, que, en fin, termina siendo una mala aventura para quienes caen en sus redes, ya que en el mejor de los casos solo pierdes de 200 a 500 pesos, con la imagen positivista que puedes ganar pantallas, celulares y premios en efectivo.
Son ilegales a todas luces. Sólo duran alrededor de una a dos horas máximo por estacionamiento al que entran a instalarse y tienen una red de 12 a 20 empleados deteniendo a los vehículos con el objetivo de que participes.
No tienen seguramente permisos para el armado de ese tipo de juegos ni su operación. No pagan impuestos y no están mucho menos regulados. Y desde luego, quienes trabajan ahí no son de la ciudad donde operan.
