¡No a la última ocurrencia presidencial!

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Néstor J. Hurtado Vera. 

Una vez más, México se encuentra en una etapa crítica de su historia, y una vez más es generada por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien no para de disfrutar el hacerle daño institucional a nuestro país.

En su afán de recomponer el famoso “Plan B”, y que no le salió, llamó abiertamente a apoyar el “Plan C”, que no significaba otra cosa, que llamar abiertamente a votar por Claudia Sheinbaum, así como por todos los candidatos y candidatas de Morena en el Congreso de la Unión.

Para fortuna de López Obrador, Sheinbaum no solo ganó, si no arrasó, y en ambas cámaras que integrarán el Congreso de la Unión, tendrán mayoría calificada.

Por lo que, al tabasqueño le brillaron los ojitos de emoción, y quiere retirarse dejando a las y los mexicanos un “recuerdito”, que sería un grave retroceso en la impartición de justicia en el país. 

En su pleito, ya personal, con el Poder Judicial, busca mandar a elección popular a todos los Jueces y Magistrados, obviamente pensando en controlarlo, ya que, con su estructura electoral construida en base a programas sociales, sabe que en todo el país tendría el control de la justicia. 

Sonará trillado y reiterativo, pero esto significaría un grave error, y no únicamente por la intervención hacia otro poder.

Si no, porque seguramente llegarían a ser Jueces y Magistrados muchos perfiles que no cuenten con la preparación correspondiente, y pudiera haber intervención de grupos fácticos que querrán aprovechar esta nueva figura a su conveniencia burlando la Constitución.

Particularmente he sostenido que esta idea es catastrófica para la vida nacional, ya que los dados estarían cargados para los aspirantes vinculados a Morena, sin importar la formación académica o su trayectoria laboral.

Bajo esta figura, personajes sin experiencia en impartición de justicia, pero con mucho dinero, o con una aceitada estructura electoral, podrán llegar a ser Jueces, lo que desataría todavía muchos más casos de impunidad en México. 

No es que me considere un filósofo ni mucho menos, pero este caso me recuerda a la metáfora que Platón llamó la “Nave del Estado”.

En sencillas palabras, decía que el estado se comparaba con una nave en altamar, y que, al perder a su capitán, hacía un razonamiento, sobre quién debería hacerse cargo del navío, si un integrante con buenas intenciones, pero sin capacidad o un experto, y con conocimientos en la materia. 

Me perdonarán, pero para el caso específico de impartir justicia, prefiero por mucho a aquel que es experto, en lugar de un perfil popular, inclusive con buenas intenciones, pero con desconocimiento y de paso con compromisos políticos.

Esto es realmente alarmante, si bien hacen falta cambios profundos en el país, esta no es la ruta. Esto es tan irracional como si los cargos médicos en los hospitales también se sometieran a elección popular. 

De corazón, y por el bien de México, espero que este asunto sea debatido responsablemente en ambas cámaras, y no impuesto por el saliente presidente, que no tiene límites cuando se trata de cobrar facturas pasadas. 

En resumidas cuentas, unámonos como sociedad para decir un tajante No a la última ocurrencia presidencial. 

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