Nadie cree en ellos

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Por Jesús Alvarado

En México pocas instituciones se salvan de una mala reputación. Entre ellas el IMSS y el ISSSTE, instituciones públicas de salud, que no solo son reprobadas por sus derechohabientes, sino que existe quienes sacrifican su recurso económico por una mejor atención en clínicas privadas.

Es una vergüenza el servicio que se brinda en la mayoría de las instituciones de gobierno, casi a cualquier nivel. Pero más lamentable, el ver que instituciones públicas de la salud, como el Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS), así como el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), sus derechohabientes hasta se endeudan con tal recibir un mejor servicio en farmacias y clínicas privadas.

Claro que estamos fracasando en materia de salud. Mire usted, un afiliado al IMSS que la ley y teoría marca que ya tiene asegurada sin emitir gasto alguno más su atención médica, en promedio al año invierte 5 mil 67 pesos en su atención. 

El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), en su informe publicado días atrás, señala que a 2022, que por cada mil derechohabientes en el país deberíamos tener 3 doctores según estimaciones de la OCDE. Bueno, tenemos 1.3 doctores por cada mil derechohabientes.

Un dato que todavía me parece más interesante y del que poco se habla. De las enfermeras. Deberíamos tener 10 por cada mil derechohabientes, pero en ese renglón no llegamos ni a la mitad. Solo tenemos dos, teniendo un déficit de ocho enfermeras por cada mil derechohabientes.

Considero que el informe de la CIEP se queda corto en lo referente a los tiempos de espera. Mientras que el tiempo promedio de espera para recibir atención es de 30 minutos, la investigación señala que las instituciones públicas de salud se tardan 76 minutos. Vaya, qué gran servicio se brinda a los mexicanos. 

Lo cierto es que en lo general están reprobados tanto el IMSS como el ISSSTE. Esta última institución en mención debe atender a 13.5 millones de derechohabientes en el país, con un presupuesto de gasto de operación del Instituto de 16 mil 849.4 millones de pesos en Materiales y Suministros de los cuales 14 mil 811.1 millones de pesos son para medicamentos e insumos médicos, asimismo, 45 mil 691 millones de pesos son para los Servicios Generales del Instituto, y ¿no les alcanza con ese presupuesta para brindar una buena atención?

No solo hay una vasta corrupción en los directivos al más alto nivel. Lo hay en el médico que le solicita al paciente operarse con él en una clínica privada y con gastos arriba de los 50 mil pesos. Hay corrupción en la secretaría que pide dinero a cambio de adelantar la cita del paciente.

EL REMATE

Tanto que habla el presidente López Obrador de combatir la corrupción, y no ha hecho nada en la protección de los trabajadores que ven cumplido su fin de ciclo laboral, y para acceder a su pensión deben pagar un “moche” como se dice al médico, al supervisor y casi casi hasta al ayudante del médico para que la evaluación amerite una digna pensión.

Diría que falta supervisión, pero no falta. Lo que pasa es que también están dentro del negocio los supervisores. En promedio para que un trabajador reciba una pensión ganada entre los 28 mil y 34 mil mensuales, deben reportarse con casi 150 mil pesos para estos rufianes.

Imagínese el martirio que sufren las personas que aspiran a una pensión entre los 6 mil y 8 mil pesos mensuales. Porque al no ver en ellos una ganancia, el personal del IMSS los deja en una lista larga que nunca parece tener fin para darles el trámite correspondiente.

Nos vemos en la próxima edición del Ahuizote.

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