Mentiras, campañas y programas

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Por Fernando Urbano

Los programas sociales del gobierno van dirigidos a diversos segmentos de la población del país, con un mayor número de mujeres que hombres entre su padrón de beneficiarios, y mucho más entre las personas de mayor edad, y entre las de menor grado escolar.
El presidente dice que “ayudando a los pobres uno va a la segura, porque ya sabe que cuando se necesite defender, en este caso la transformación, se cuenta con el apoyo de ellos, no así con sectores de clase media, ni con los de arriba, ni con los medios, ni con la
intelectualidad”.

Pero no de refiere a benevolencia, y tampoco de los efectos positivos de políticas públicas de su administración, si no, de la dispersión masiva de recursos, que su gobierno ha hecho como una estrategia política con la que ha construido una educación electoral a través de
los programas sociales.

Que además, la 4T los ha personalizado en el propio López Obrador, como parte de la misma estrategia, agradeciéndoselos al presidente, como si fueran una concesión de él, y no un beneficio financiado con dinero público. Por lo que con esta personalización, los
programas sociales han quedado vinculados directamente a la imagen del presidente.
Y para efectos prácticos, el electorado está dividido en dos segmentos, los que reciben apoyos sociales del gobierno y que dan su apoyo al oficialismo, por condición y no por convicción; y los que no recibe apoyos y prefiere a la oposición. Y la condición para conseguir el apoyo de los primeros, es simple, si no votan por Morena les quitarán los programas sociales.

De esa condición, se desprende la conocida frase del titular del ejecutivo “amor con amor se paga”, para marcar el poder del dinero público que ejerce su gobierno, sobre la voluntad de los que menos tienen. Y para afianzar los alcances de su poder, el presidente ha enviado a los servidores de la nación a ir casa por casa extorsionando y engañando a los beneficiarios, diciéndoles que si no votan por Morena, y gana otro partido, les quitarán los programas sociales.

Pero esa afirmación, no es más que otra mentira morenista, pues los programas sociales no pertenecen a ningún partido y bajo ninguna circunstancia pueden ser condicionados al voto, como si lo hace este gobierno, para te dar un descarado apoyo a Claudia, su candidata presidencial. Y por si esto fuera poco, la propia candidata en más de una ocasión ha mencionado el mismo chantaje electoral en sus discursos.

Además todos los programas son del estado mexicano, se pagan con recursos públicos, que son propiedad de los propios ciudadanos y su existencia está protegida en la Constitución; y esto tampoco es obra de Morena, pues para ser incluidos en la Constitución, se debió de cumplir forzosamente con las dos terceras partes de la votación de los senadores a favor, por lo que Morena no pudo haber aprobado solo estas reformas, si no con la ayuda y los votos de senadores de la oposición, dejando sin efecto otra mentira morenista que dice que la oposición votó en contra. Pues desde el 8 de mayo del 2020, se dio el reconocimiento a nivel constitucional a los programas sociales, que además protegen derechos humanos.

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