Por Fernando Urbano
Días, semanas, y meses pasaron para que 3 años después, y arrastrando el desastroso actuar del gobierno de México ante la emergencia sanitaria que padecimos, la a-nun-cia-di-si-si-ma vacuna mexicana Patria contra el COVID-19 fue aprobada, un poco tarde, pero llegó. Esa misma a la que el propio presidente le puso como fecha-compromiso los meses finales del 2021, encontró la luz de la COFEPRIS el pasado mes de junio; poco vale quejarse, pues es sabido por todos que “nuevos proyectos” y “eficiencia” no son palabras que se logren conjugar en las acciones del gobierno federal.
El tiempo de reacción del gobierno de México durante los meses más graves y alarmantes de la pandemia fue excesivamente desastroso. El día de hoy, siguen sin dar señales de que hayan previsto una ruta de acción ante los nuevos casos ocasionados por Pirola, una variante de Ómicron, la cepa más contagiosa y persistente del coronavirus SARS-CoV-2 que, en su totalidad, lleva unos 4 años modificándose y adaptándose a las vacunas existentes. Está por demás decirlo, pero la vacuna “Patria”, sin dudarlo está exageradamente lejos de poder hacer frente a esta nueva variante.
Aunque los riesgos son menores para los ya vacunados, sigue existiendo un número importante de personas que no han completado su esquema de vacunación o que no tienen una sola vacuna, y sorpresivamente muchos casos son de menores de edad; pues el gobierno de López no ha dado tampoco seguimiento a los que ingresaron o no al sistema de vacunación que en su momento se aplicó.
Los contagios por la nueva variante se mantienen en un número bajo, pero aunque no es tan exponencial como las anteriores, algunos hospitales en el país ya presentan una considerable cifra de casos positivos. Si bien, como ya lo he mencionado, no existe una estrategia adecuada de atención y mucho menos de prevención de parte de la autoridad federal, debemos asumir nuestra responsabilidad y ejercer al menos cuidado en nuestro círculo cercano, ya que, aunque esta subvariante se conoce desde julio de 2023, el repunte de casos es lo que más llama la atención.
Es complicado tener certeza de que se genere una nueva ola de contagios, ya que, aunque se ha documentado el conocimiento sobre el COVID como lo conocimos hace poco, aún es limitado. Pero un potencial nuevo escenario pandémico en el país, basados en las capacidades que han demostrado y teniendo en cuenta que el presupuesto para salud que destina el actual gobierno, las consecuencias serían nuevamente inimaginables.
Basta con recordar los desafortunados 7 millones 600 mil contagios y poco más de 800 mil muertes, durante la pandemia pueden darnos una posible vista a lo que podría nuevamente ocurrir.
El virus sigue y seguirá circulando, al igual que las deficientes condiciones estructurales y humanas que pusieron a todo el país en una situación de alta vulnerabilidad y mortalidad, y para nuestra mala suerte prevalecen los errores en el proceso de la toma de decisiones que le corresponde a las autoridades federales y el impacto en una nueva situación de esa magnitud dependerá en medida importante de las decisiones que como individuos y sociedad decidamos asumir.