Por Israel Reyes
Hace poco vi un headline de un periódico europeo llamado The New European que decía “La bala que alcanzó a Trump, pero mató a Joe Biden” y continua con el bullet “el único disparo que cambió la trayectoria del mundo” ¿Ustedes creen eso? Si estuviéramos en 1970 se lo daría por válido, ahora solo dan pena internacional.
La decadencia gringa o “decadencia de los Estados Unidos” es usado por varios analistas para describir la disminución del poder de este país en diferentes ámbitos: geopolítico, militar, financiero, económico, social, de salud y ambiental. Aún existe el debate entre quienes creen que Estados Unidos está en declive y aquellos que sostienen que el país es excepcional, según la teoría del excepcionalísimo estadounidense.
Algunos expertos argumentan que la decadencia de Estados Unidos comenzó mucho antes de la presidencia de Donald Trump en 2016; de hecho, Trump fue el primer candidato presidencial en promover la idea de que el país estaba en declive es por eso de su famoso lema “Make América great again”. Otros piensan que la política exterior de Trump fue la causante de esta decadencia, o al menos la aceleró. Noam Chomsky sostiene que la decadencia comenzó al finalizar la Segunda Guerra Mundial, desestimando la retórica triunfalista de los años 90 como un autoengaño.
Las encuestas de Gallup mostraron que la aprobación global del liderazgo de Estados Unidos cayó del 48 % en 2016 a un mínimo histórico del 30 % en 2018, principalmente debido a las posturas aislacionistas de Trump. Esta caída dejó a Estados Unidos por debajo de China, con una aprobación del 31 %, y a Alemania como el poder global más popular, con una aprobación del 41 %.
Michael Hudson señala que el principal pilar de esta decadencia es el sistema financiero, caracterizado por el dinero creado por bancos con interés compuesto y la falta de perdón de deudas, lo que él considera un defecto fatal del sistema. La competencia de China con Estados Unidos por el predominio global es un aspecto central en el debate sobre la decadencia estadounidense.
Otro indicador preocupante es la tasa de homicidios en Estados Unidos, notablemente más alta que en otros países desarrollados. En educación, estudios de la OCDE que evaluaron 23 países colocan a Estados Unidos entre los ocho con peores resultados. Además, hay al menos 16 millones de estadounidenses que no saben leer, lo que representa el 8.1% de la población adulta, una cifra elevada en comparación con otros países desarrollados.
El número de personas sin hogar también ha crecido constantemente en Estados Unidos. Según el Banco Mundial, Estados Unidos es el segundo país más desigual del mundo, después de China. Un informe del relator de pobreza extrema y derechos humanos de la ONU en 2018 destacó que 40 millones de estadounidenses viven en pobreza, y 18.5 millones en pobreza extrema, condiciones comparables a las de países del tercer mundo. Estas situaciones han llevado a algunos a afirmar que “el sueño americano” se está convirtiendo rápidamente en “la ilusión americana”. Además, Estados Unidos es el país con el mayor porcentaje de su población encarcelada y ocupa el lugar 36 en acceso al agua a nivel mundial.
Por más ricos y empresarios, por más políticos bien intencionados, les será imposible lograr ese lema trumpista que tanto anhelan los estadounidenses. No habrá más oportunidad para el imperio caído.
