Por Joselo de Velasco
Desde octubre que Elon Musk visitó Nuevo León el gobernador Samuel García y su esposa, la popular Mariana Rodríguez gustosamente cacarearon en todos los medios posibles que Tesla se instalaría en su estado. Seguramente no fue esa la razón por la que el presidente López se enterara de la mega inversión, hay permisos federales y dependencias gubernamentales que deben estar al tanto y notificarle al presidente para obtener el visto bueno de la inversión privada que será la más grande durante el sexenio. Lo que seguramente inspiró al ejecutivo nacional a mover sus piezas para tratar de concretar la inversión en otra zona del país fue el revuelo que la pareja de neoleoneses se esforzó para detonar.
La envidia mueve, anunciarse como más capaz que un presidente obviamente conflictúa al político que ose hacerlo. Como lo escribimos la semana pasada, el presidente no ha creado en lo que va de su sexenio políticas públicas de atracción a la inversión extranjera, pero una cosa es no estar interesado y otra querer ser evidentemente rebasado por los estados del norte, que digan que los gobiernos de otros partidos son más capaces que el tuyo en procurar opciones de desarrollo a sus gobernados. Como dicen, la risa es lo que cala.
Concretamos esa lección en una frase, “no se cacarea una inversión hasta que se haya concretado”. Que no es otra más que, “respeta la confidencialidad empresarial”. Para los que vivimos en Coahuila es común escuchar las declaraciones de funcionarios que omiten voluntariamente información para cumplir con contratos de confidencialidad convenidos durante las negociaciones de inversiones. Esto se debe a que las empresas que cotizan en bolsa deben tener la certeza de que el movimiento del valor de sus acciones no se dispare o contraiga por acciones gubernamentales.
Las empresas no llegan por capricho ni amenazas. ¿Cuántos minutos dedicó el presidente a parlotear que no permitiría la instalación de Tesla en Nuevo León? ¿Y cuántos gobernadores no salieron a decir que sus estados podían recibir la inversión? No sabemos con qué sustentos y argumentos, pero la verdad es que una empresa se instala donde las condiciones le convienen y no representarán sobrecostos. Contrario a la imagen de “socialmente responsables” cuasi madre Teresa que quieren predicar valores y virtudes como si esa fuera su misión y no la de obtener los mayores ingresos para sus inversionistas. Por ello es que las empresas se instalan donde exista la infraestructura, la mano de obra, la proveeduría y la cercanía con sus compradores. Una empresa no va a gastar en trasladar ingenieros, técnicos y trabajadores a donde un gobierno quiera, una empresa no va a construir las carreteras o vías de comunicación, las empresas invierten, no hacen caridad. Y justifican todas las ventajas y privilegios que reciben en la creación de empleos, el desarrollo que generarán y los aranceles que pagarán en nóminas, producción y demás.
El gobernante que pretenda algo diferente de los grupos de inversionistas, sea por relaciones públicas o reducciones arancelarias o cualquiera otra razón deja en claro que no entiende cómo funcionan las empresas.