La sangre del proceso electoral

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Por Fernando Urbano

Durante el proceso electoral, en dos ocasiones me fue necesario destinar este espacio para hablar de las desafortunados eventos y cifras de los atentados y asesinatos de aspirantes o candidatos a puestos de elección popular que se han dado durante este sexenio, y haciendo un señalamiento particular a los acontecimientos sucedidos en esta elección que terminó convirtiéndose en  la más violento de la historia, y que arreció en los últimos días; aún y cuando el presidente se empeña en asegurar que la violencia en México no existe,  y todos vivimos felices; y s posicionamiento sobre el proceso electoral siempre fue que estas eran  “las elecciones más pacíficas, tranquilas y limpias”.

Esta tendencia en la escalada de violencia a candidatos terminó en el mismo sentido hasta el último día de campaña; el pasado miércoles 29 de mayo, en su cierre de campaña, el candidato de la coalición PRI-PRD-PAN a la presidencia municipal de Coyuca de Benítez, Guerrero, José Alfredo Cabrera Barrientos, fue asesinado a balazos por un solo hombre que caminaba detrás de él, justo cuando el candidato subía al templete y frente a elementos de la Guardia Nacional que lo “protegían” desde el año pasado por diversas amenazas.

Las razones sobre este asesinato se concentran en la ubicación geográfica de Coyuca de Benítez, en la zona conocida como la costa grande de Guerrero, un corredor turístico que comparten Acapulco e Ixtapa Zihuatanejo. Pero al estar entre la conexión entre esos dos municipios, su situación geográfica lo hace en exceso atractivo para el crimen organizado. 

Coyuca es un territorio que está en disputa entre varios grupos, el Cártel Jalisco Nueva Generación y La Familia Michoacana, y grupos locales, como Los Arreola, los Maldonado y Los Viagras.

Solamente en ese estado, Guerrero, fueron asesinados un candidato a presidente municipal, un candidato a regidor y seis aspirantes más a diferentes cargos de representación popular. Además, otros candidatos del mismo estado, suspendieron sus campañas por las amenazas que recibieron del crimen organizado o por que fueron víctimas de algún atentado.

Esas víctimas forman parte de otros 34 candidatos o aspirantes a puestos de elección que fueron asesinados en el país desde el inicio del proceso electoral y hasta el  último día de campaña; en el que en total se contabilizaron 386 agresiones políticas, que han dejado 501 víctimas desde  septiembre de 2023, que van desde amenazas, atentados, secuestros, hasta desapariciones y homicidios; y las víctimas han sido desde candidatos, hasta familiares y personas de sus entornos cercanos, asesores, suplentes e integrantes de sus equipos de campaña.  En promedio fueron asesinados uno cada cuatro días, durante el proceso electoral.

Lo más relevante de esas cifras es que los estados gobernados por Morena, es donde más homicidios se presentaron, Guerrero, gobernado por Evelyn Salgado, es la entidad que más homicidios suma en el actual periodo electoral, 14; Veracruz, de Cuitláhuac García y Michoacán de Alfredo Ramírez Bedolla, registraron 9 asesinatos cada uno. Chiapas, gobernado por Rutilio Escandón, 4; y Zacatecas, por David Monreal, 3.

Estos escandalosos cifras no hicieron otra cosa más que darle la razón a The New York Times y The Washington Post, que hace unos días señalaron “el peligroso empoderamiento del crimen organizado en México, estimulado por López Obrador y que, la incursión criminal es tal que se apoderó de industrias básicas como la fabricación y venta de tortilla.”

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