La República de la especulación

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Existe un México donde la realidad se traduce en una ola interminable de violencia, y en el que los desastres y las deficiencias son cada día más obvias. Pero también existe otro, en donde todo es perfecto, y donde todo lo que pasa se sustenta únicamente en la especulación de unos cuantos para referir que existen miles de intentos para dañar la imagen del presidente.
Para el oficialismo, todo aquel que se encuentre fuera de las filas de sus militantes y simpatizantes, no es más que un potencial conspirador del gobierno e integrante de la oposición, que tiene como único objetivo mediático crear las condiciones necesarias para generar inestabilidad política, para así poder desestabilizar al titular del ejecutivo. Así como suena, esa es la disparatada realidad en la que viven en Morena.
Por más disparatado que eso suene, así hablan a diario, sin prueba alguna o datos reales que justifiquen sus dichos, todo es simplemente una especulación, surgida de un ejercicio de diagnósticos y conclusiones personales de uno o de unos cuantos. Aquí no existen los reclamos legítimos, aquí todo es conspiraciones imaginarias.
Los ejemplos sobran. No hay que ser muy específicos, ya que cualquier intento de reclamo o protesta contra el gobierno, para el presidente es una conducta sospechosa y cuestionable. Y aunque la realidad tangible sea contraria a los dichos presidenciales, no es legítima.
Las palabras del presidente y del oficialismo, ya son totalmente irreales, y sus afirmaciones son cada vez más fantasiosas. Hasta sus propios errores intenta justificarlos trasladando la culpa a los conservadores y opositores del gobierno, que intentan desacreditar al ejecutivo a través de “complots”.
Los hechos recientemente ocurridos, y cada vez más frecuentes en el metro de la Ciudad de México nos dan muestra de la delirante realidad en la que ellos viven. Aunque a la vista saltan la innumerable cantidad de deficiencias provocadas por la desatención, para López son sabotajes para atentar contra él y su gobierno.
Y cuando pensamos que no pueden ir más allá de lo que se atreven a afirmar, en más de una ocasión se han arriesgado a mostrar datos y cifras falsos, que además pueden ser fácilmente cotejados con los datos oficiales del mismo gobierno. Alguna vez llegué a pensar que eran expertos en diferir la realidad con las palabras, pero cada día reafirmo más la posibilidad de que el oficialismo sufra de una enfermedad mental colectiva. 

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