LA OTRA CAMPAÑA

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Por Fernando Urbano

El oficialismo a través de todos los recursos con los que cuenta ha difundido un sinnúmero de encuestas con las que ha intentado crear la falsa idea de que su candidata cuenta con números que la ponen muy por encima de su contrincante. Pero las acciones del presidente evidencian la realidad en la que está hundida su elegida. El nivel de falsedad de las encuestas es de tal magnitud que a López no le quedó de otra más que hacer pública la otra campaña con la que pretende rescatarla del hoyo en el que se encuentra. Campaña que está basada en su discurso electorero, con el que busca incidir en el proceso electoral en curso.

La estrategia del lopezobradorismo se basa en 10 iniciativas, hasta el día de hoy, 5 de ellas constitucionales, que ocuparán la narrativa presidencial en estos meses para continuar interviniendo en las elecciones, levantarle los números a su apagada candidata y vender ahora la idea de que, si tuvieran mayoría en las cámaras, esas reformas serían realidad. Estas propuestas están destinadas al fracaso, pues el oficialismo no cuenta con los legisladores necesarios para sacar su votación; y la oposición ya adelantó que sus votos serán en contra.

Entre las iniciativas del ejecutivo están la reforma al Poder Judicial, con la que Morena pretende que los ministros de la Suprema Corte de Justicia sean electos por voto popular, y así sean fieles al obradorismo. Una más, es en materia de pensiones para que los trabajadores puedan acceder a una pensión con el 100% de su salario, que dicho sea de paso sería las más irresponsable de todas y que terminaría por generar un daño a las arcas públicas incalculable; y la tan anunciada desde antes de que iniciara el sexenio, reforma electoral.

El presidente, su partido y su candidata, saben que no cuentan con los votos de las dos terceras partes necesarias en la cámara de diputados, y en la de senadores para realizar reformas constitucionales. Para lograr las reformas constitucionales son necesarios dos tercios de los votos de los legisladores, es decir 334 en la Cámara de Diputados, y en el Senado 85, lo que significa que requiere a la oposición. Pero Morena con sus aliados del PVEM y el PT, solamente tienen 274 en la cámara baja, por lo que necesitan de 60 de la oposición. Además, una reforma electoral no aplica para el actual proceso, como intenta hacerlo creer el presidente, pues esta debió ser antes de 90 días del inicio del proceso, y este plazo concluyó en mayo del año pasado.

La reforma al Poder Judicial, es la que seguramente más utilizara López para hacer campaña y de paso, volver a reavivar sus ataques desmedidos, que a estas alturas suenan más a venganza, por invalidar dos de sus reformas prioritarias, la de la militarización de la seguridad, y la reforma electoral, que buscaba entre otras cosas, la intervención directa de su gobierno en la autonomía del Instituto Nacional Electoral. Aunque esta reforma ya la había descartado el pasado 18 de diciembre por no tener los votos necesarios, pero se dio cuenta que es necesaria incluirla en su discurso verborreico para levantar a su candidata.

López dejará de ser el titiritero de Claudia, se convertirá en el candidato que impulsará sus propuestas presidenciales, y le quitará el protagonismo a su candidata. Al presidente no le importa el triunfo de sus propuestas, y mucho menos tiene interés en que sus reformas de alguna manera logren la aprobación de la oposición; su único interés es el potencial electoral que puede tener su participación, interferir directamente en el proceso electoral e intentar rescatar del fracaso a su candidata y a Morena.  

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