La socialización de un tema o una situación se conoce como la reducción de las reacciones opositoras al fenómeno mediante la exposición a la sociedad, el fin es volverlo cotidiano. Estamos familiarizados ya con la socialización de culturas de todo el mundo, géneros musicales, conductas sexuales, hábitos alimenticios, etc.
En la política la socialización de las políticas públicas constituye el éxito de las mismas, primero para que la ciudadanía las entienda y comprenda el fin para el cual se implementan y segundo para minimizar el rechazo al cambio. Un político necesita socializarse porque “más vale malo por conocido que bueno por conocer”. Un político sin trayectoria difícilmente genera confianza.
La estrategia actual del Gobierno Federal tiene una clara intención de socializar abusos contra el pueblo de manera que las reacciones opositoras se pierdan ante lo común de estos decretos o cambios a leyes secundarias. Abusiva y sorprendentemente estamos sufriendo al gobierno que abusa sistemáticamente de sus ciudadanos eliminando sus derechos constitucionales. Esta acusación no es más que describir al régimen que acumula ya 115 controversias constitucionales y acciones de inconstitucionalidad.
De diciembre del 2018 a la fecha se han presentado 115 controversias constitucionales contra disposiciones y decretos de la administración de Andrés Manuel López Obrador. La Suprema Corte se ha visto rebasada y mantiene un rezago de 90 controversias y acciones de inconstitucionalidad. Podemos decir que todos los sectores productivos del país se han visto amenazados por la 4T.
Una acción de inconstitucionalidad solía verse como una mancha al gobierno que incurre en ella, podría haber amparos a decretos y leyes, pero ir contra la constitución era un límite claro que difícilmente sobrepasaba un presidente. Violar un derecho constitucional paso de verse como afrenta social a la cotidianeidad de México. El gobierno de Andrés Manuel busca por vías no democráticas someter al sector productivo.
La estrategia incluye dos momentos, la distracción y la división social. A saber, presentar una iniciativa o decreto también anticonstitucional que afecte a un sector poblacional amplio para acaparar la atención y posicionarse en la agenda pública. Presentar en la mañanera algún grupo opositor como reprobables enemigos del pueblo. Y después meter la iniciativa o decreto que en verdad se quería instaurar. Esto último sucede cuando el pueblo se encuentra inmerso en la ahora común dinámica de debate social en redes y espacios sociales.
Lo que me sorprende es que vamos para cinco años de lo mismo y sigamos cayendo en el mismo juego, manipulando y dictando la agenda mediática diariamente desde las ilegales mañaneras que tanto desinforman al país y deforman el juicio de sus seguidores.