Izquierda y derecha

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Por Israel Reyes 
Ahora que se acercan las elecciones en Coahuila, y de paso observamos a aspirantes y corcholatas para el 2024, llega el momento en el que, para algunos, la mesa familiar y las carnes asadas se convierten en candentes debates políticos ocasionalmente. En estos momentos no existen propuestas ni siquiera posturas que pudieran darnos claridad para tener, con seriedad, una inclinación firme hacia algún virtual suspirante. La intención de las campañas anticipadas es lograr ganar un público apartidista y no soltarlo de la agenda mediática hasta el día D. Manipulación mediática le llaman algunos. La invitación es a no precipitarse y llevar con calma esa importante decisión. 
La definición será por dos vías: la alianza opositora queriendo mantener el terreno y el partido en el poder que busca la hegemonía. Eso de la izquierda y la derecha es precisamente lo que nos mantendrá divididos y cegados por algo que no existe. Quizá en 1789 cuando por fin los Estados Generales de Francia se reunieron en Versalles originándose las disputas entre nobles y burgueses por la legitimidad y el rumbo que habría de llevar el pueblo francés. Esto no era cosa sencilla ya que por un lado se pretendía conservar la permanencia del reino o si la república se consolidaría de una vez por todas. Y por mera coincidencia los nobles y aristócratas de “sangre azul” que defendían una monarquía impuesta por la iglesia (que dicho sea de paso: hoy apenas una son simple atracción turística) optó por tomar los asientos del lado derecho y los revolucionarios, representantes de la clase campesina y la recién nacida burguesía que exigían igualdad, legalidad, fraternidad y guillotina del lado izquierdo, de ahí precisamente es que surge lo que hasta ahora ha mutado ideológicamente lo que hoy conocemos como izquierda y derecha.
Entonces, las definiciones sobre ambas corrientes o tribus se desdibujan por el paso de territorios y de los tiempos. Nos lo tratan de pintar como dos categorías irreconciliables. Unos dicen que tenemos un presidente de izquierda, pero hasta ahora se ha manejado así únicamente en algunos aspectos económicos, pero en materia social y de seguridad ha destacado su lado conservador. Es decir, este par de espectros ha llegado a convertirse en una herramienta para no pensar, para no ver más allá de nuestro círculo, y esto, señoras y señores, no nos ayuda a entender la realidad. No hay izquierda ni derecha, solo personas confundidas por muchísimos factores, (incluso irremediables) en busca de un lugar para ser y pertenecer, además de algunos cuantos pillos en busca de poder. Es difícil comprender cómo es que, con estas banderas ideológicas, nuestra república continue dividida entre chairos o fifís, sin darnos cuenta de que tenemos más en común entre nosotros mismos que con nuestros lideres. En el fondo, la ideología tiene un poder de persuasión indiscutible. El discurso ideológico amenaza con anestesiar nuestra mente, confundir la curiosidad, distorsionar la percepción de los hechos, de las cosas, de los acontecimientos. 
La izquierda y la derecha son una mera respuesta simple a toda una realidad o realidades (¿?) complejas. El poeta y patriarca chino, Jianzhi Sengcan, escribió que el camino perfecto solo es difícil para los que escogen, si quieres la verdad clara frente a ti, nunca estes a favor o en contra. El conflicto entre a favor o en contra es la peor enfermedad de la mente. 

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