Néstor J. Hurtado Vera.
Actualmente, la sociedad civil considera como uno de los mayores problemas en la administración pública, el tan lamentable caso de la corrupción en todos los niveles de gobierno, pero por raro que parezca, en áreas de su vida la replica en cuestiones básicas en el día a día.
He escuchado en este largo camino de participación política frases como: “el que no tranza no avanza”, “nuestra sociedad es corrupta por su historia misma” o “esto jamás va a cambiar porque al mexicano le agrada la corrupción”, pero la pregunta toral que hago es la siguiente, ¿realmente estamos dispuestos a involucrarnos y erradicar este cáncer?
En lo personal, he señalado que, como sistema político, ha hecho falta voluntad para crear mecanismos que garanticen a la ciudadanía la útil observación del manejo del recurso público, sumado a que se han documentado casos de burocracia excesiva, como en los órganos de control internos de cada dependencia de gobierno, que no han sido del todo transparentes.
Definitivamente mucho tiene que ver, que los partidos políticos hasta el momento no les otorgan como decimos coloquialmente más “dientes” para que puedan garantizar a cualquier ciudadano conocer todos los detalles de los gastos de todas las autoridades, así como el seguimiento puntual de cada acción de gobierno en todos los niveles.
En el caso de Coahuila, celebro que haya llegado a la presidencia del Instituto Coahuilense de Acceso a la Información (ICAI), Dulce María Fuentes Mancillas, quien además de contar con una carrera impecable en materia de transparencia y rendición de cuentas, cuenta con un ambicioso plan de trabajo, que parte del involucramiento de la sociedad y busca gobiernos abiertos con una comunicación permanente con aquellos que a través de la transparencia busquen un mejor Coahuila.
La presidenta del ICAI tiene un gran reto, que consiste primeramente en crear y promover las herramientas con las que cuentan las y los coahuilenses para consolidar una ciudadanía crítica que participe de manera activa y consciente de los problemas públicos, cerrando así el paso a la corrupción y a la desigualdad.
Pero no solo quedará en las manos del ICAI esta responsabilidad, ya que como sociedad tenemos que interesarnos y utilizar los mecanismos existentes y en su caso proponer mejoras. En sencillas palabras, de nada servirán los esfuerzos de dicho organismo autónomo si no nos involucramos.
Actualmente, casi el 70% de los coahuilenses considera que la corrupción es responsabilidad compartida entre gobiernos y sociedad, por lo que gran parte recae en nosotros para poner manos a la obra.
Bien dicen que la información es poder, y en la época informativa en la que vivimos, hago un respetuoso exhorto a la ciudadanía para informarnos y hacer el hábito de exigir que los gobiernos rindan cuentas, ya que con estas pequeñas acciones crearemos un entorno positivo de ser escuchados y formar parte de las decisiones de interés estatal y nacional.
Coincido con Dulce Fuentes, presidenta del ICAI, quien, en el marco de una reunión con organizaciones civiles, académicos y entidades gubernamentales en Saltillo y Torreón, invitó a ejercer activamente el derecho de acceso a la información, ya que, si se combinan la transparencia y el involucramiento social, darán como resultado una piedra angular en la democracia de Coahuila y de México.
