<strong>Genaro y el Diablo</strong>

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Por Israel Reyes 
Si el vaso no está limpio, todo lo que se vierta en él se corromperá, se manchará. La amplia lista de “amigos” y enemigos de Genaro García Luna, exsecretario de seguridad en el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, que desfilan en su juicio desde la ciudad de Nueva York, están tratando de ponerle los últimos clavos, no necesariamente al exsecretario sino a la deleznable administración calderonista incluyendo a su actor principal. Lo que mal empieza, mal termina. Ese 2 de julio de 2006 se empezaba a fraguar un plan que dejaría bien parado a un presidente poco legitimo a costa de bañar de sangre a la nación que lo vio nacer. Por la fuerza toma protesta no sin antes haber nombrado a los secretarios de la Defensa Nacional, la Marina y de Seguridad Pública, porque esto ya era una guerra que había sobrepasado los límites de la política. Dicen algunos que la política es la guerra por otros medios, en ese momento, los medios y los intereses cambiaron. En esta ocasión ya no se trataba de discursos ni promesas, sino de sangre y hierro. Muchos no entendimos el porqué, en algún momento, se le hizo buena idea declararle la guerra al narco. Hay pecados que solo te conducen a más concupiscencia y en una jerarquía a transmitirla y permitirla. Sin duda la administración calderonista ha sido la más sombría en lo que va del siglo. 
Es aterrador y poco gracioso como es que se pudo haber nombrado fiscal general del estado de Nayarit a un personaje apodado el Diablo. Edgar Veytia, fue uno de los testigos más esperados en el juicio de Genaro. Su declaración fue una bomba que salpica, al menos indirectamente, al expresidente Calderón. Edgar mencionó que la instrucción del ejecutivo era proteger a Joaquín el Chapo Guzmán y al Cártel de Sinaloa. “La línea era el Chapo”, declaró Veytia. Este testimonio el fue el primero en señalar directamente al expresidente de México en el proceso judicial en Nueva York. Calderón, extrañamente ausente de las redes sociales, negó que esa línea fuera “bajada” durante su mandato. “Nunca negocié ni pacté con criminales”, escribió el exmandatario en su tuiter. El Diablo también señaló que Luis Cárdenas Palomino, mano derecha del exsecretario le comentó en una reunión en el llamado búnker de la Secretaría de Seguridad Pública que “estaba del lado equivocado” por privilegiar al grupo de Arturo Beltrán Leyva. A pesar de lo grave que se pudiera percibir sus declaraciones no pudo mostrar una evidencia contundente a lo aseverado.
Es así como Felipe, desde sus redes sociales se mantiene cauto, temeroso, moderado. Como si desde ahora todo lo que se publique desde sus plataformas pudiera ser usado en su contra. Como un criminal a punto de ser arrestado. El juicio es en un país vecino, en México parecería extraño que este tipo de justicia lograra tales alcances. Leyes hay, lo que nos falta es justicia. 
El Diablo viste de policía y mientras sean peras o manzanas es momento de observar y evaluar a nuestros elementos de seguridad pública en todos sus niveles. Así como ha sido complicado erradicar la ola de violencia en nuestro país, seguramente ese estigma continúe dentro de los cuerpos policiacos. La solución de militarizar tampoco ayudó y las ideas en esta administración se están terminando, por lo pronto tenemos con urgencia un México qué sanar.

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