Especulación precoz

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Dicen que parte de la tradición del empresario saltillense de abolengo es poner en práctica la famosa frase de “bien vendido o bien podrido” y tal parece que ha resurgido con mayor fuerza después del boom inmobiliario que arrojó la pandemia. Las condiciones se han vuelto casi imposibles. Comprar o rentar un bien inmueble está ayudándole a la gentrificación de hacer lo suyo en nuestra capital y área metropolitana.
Los datos son increíbles, solo para que puedas comparar con cualquier similar que encuentres en Saltillo: un local comercial de 40 metros cuadrados, en una exclusiva plaza, en el municipio de San Pedro Garza García tiene un valor de 18,500 pesos mensuales. Un año de antigüedad, contando con aire acondicionado, calefacción, baño, iluminación y una pequeña bodega. Partiendo solo de este dato puedes comparar lo que Saltillo ofrece para arrancar o hacer crecer aún más el negocio. Saltillo compite a la par en los precios de renta de locales comerciales con uno de los municipios más ricos del país. 
Algunos renteros ya no solo buscan la ganancia sobre lo invertido, eso ya no es suficiente ante el incremento de la voracidad. Ahora pareciera que tratan de convertirse en los socios mayoritarios de cualquier emprendimiento. Esto pone en riesgo el ánimo de futuros negocios locales o de reciente creación. El dato es crudo: solo el 20% de las personas que emprenden sobreviven los primeros dos años de su ejercicio, el resto se queda en el camino, por múltiples factores. Tomando en cuenta que la actual clase media ya no puede mantenerse como tal con un solo ingreso, en el mejor de los casos inicia un negocio o se asocia a alguno con la esperanza de que este sea de ayuda para el ingreso familiar y no en una carga que hay que sobrellevar en lo que el negocio despega.
Aquí hay un tema qué regular, el detalle es el cuándo y cómo. Dejarlo pasar podría llevarnos al cuento de la rana en la olla con agua a fuego lento. De manera anticipada se están tomando criterios perjudiciales en torno a la venta y renta de los inmuebles convirtiéndose en una especulación precoz. No olvidemos que la vivienda, antes de que cualquier otro criterio, es un derecho. Según un reciente estudio de la Universidad Torcuati di Tella menciona que, para este año, Monterrey habrá desplazado a la Ciudad de México como la más cara para vivir del país debido al incremento en los precios de renta y venta, posicionándola entre las mas caras de América Latina. De la gentrificación luego hablamos.

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