Por Jesús Alvarado
Generalmente escuchamos hablar de Estados Unidos y Rusia como grandes enemigos bélicos, quienes quieren imponer en el mundo su doctrina política y económica. Grandes enemigos comerciales, quienes son los dos grandes productores del gas natural a nivel mundial.
Los norteamericanos producen más que los rusos. Lo comercializan mejor, y somos los mexicanos quienes más les compramos a nivel mundial a diario miles de millones de pies cúbicos de gas natural.
La mayor parte de ello, entre el 50 y el 52 por ciento se utiliza para producir electricidad. Lo que significa que es la Comisión Federal de Electricidad es el principal cliente. Un 27 por ciento es para la industria petrolera, con un 19 por ciento para la industria en el país. El sector residencial y los servicios apenas abarcan el 2 por ciento.
Con todo ello, a través de décadas, PEMEX ha desperdiciado oro puro. Justificando falta de infraestructura – por pésimos manejos y un sin de corrupción- hemos quemado infinitas cantidades de gas.
En el norte del país se concentra la mejor distribución para acceder al gas natural, contra un poco distribución en la región sur, siendo incluso que estados como Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Tabasco y Quintana Roo son quienes más produjeron dicho recurso.
Comparado el precio en que un consumidor del producto en zona habitacional en México con el resto del mundo, somos de los países donde más se paga por dicho consumo.
México, Canadá, Nicaragua y otros países han incrementado de manera importante las compras de gas natural estadounidense. De enero a octubre del 2023, México ha registrado un promedio de compra de 5,660 millones de pies cúbicos diarios de gas natural del país vecino, de acuerdo con cifras de la Agencia de Información Energética de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés).
En el caso de Canadá y Nicaragua la media de compra se ubicó en 1,510 y 1,170 millones de pies cúbicos diarios respectivamente.
México requiere un cambio y pronto en vez de seguir tirando el dinero.
EL REMATE
Vaya dato. La pobreza en México se mide de manera multidimensional: no sólo contempla los ingresos de las familias, sino también su acceso a derechos sociales, servicios básicos e infraestructura en la vivienda.
Cerca del 30% de la población se encuentra vulnerable por alguna carencia social, de acuerdo con las estimaciones de pobreza 2022 del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social).
En el interior de las viviendas se presentan algunas carencias importantes que limitan el acceso a derechos; por ejemplo, casi 80% de los hogares no cuentan con cisternas y cerca de la mitad no tienen calentador de agua.
