Durante años he podido darme cuenta de la forma en la que los funcionarios judiciales se relacionan con los usuarios de los servicios jurisdiccionales, he visto desde aquellos que son déspotas y hacen su trabajo a medias, hasta aquellos que hacen de la experiencia de visitar un juzgado (que muchas veces es poco agradable porque las partes no quieren estar ahí) una experiencia más placentera y agradable.
El funcionario judicial, quien es el primer contacto del ciudadano con la justicia (después de su abogado) debe de ser, a diferencia de cualquier otro funcionario, empático con los usuarios del servicio judicial, esto, debido a que dichos usuarios tienen un problema: o tuvieron la necesidad de solicitarle al Estado su intervención en el asunto que se lleva en un juzgado o fueron sometidos a la fuerza al procedimiento judicial al ser demandados. El funcionario judicial, a diferencia de otros funcionarios, no solo tiene que ser empático con los usuarios de los órganos jurisdiccionales, tiene que conocer de Derecho; términos judiciales, referencias a los códigos y leyes y sobre todo el aprender a no dar consejos jurídicos a las partes, que para eso están los abogados de las mismas, con esto se evitarán un problema si la parte a la que le dieron consejo no resulta vencedora en el procedimiento jurisdiccional.
Cuando hablo de funcionario judicial me refiero a todos y cada uno de los que integran la estructura de un juzgado, incluso de aquellos que (una de las cosas que nos dejó el Covid-19) reciben a los usuarios de servicios judiciales en las entradas de los edificios jurisdiccionales, la empatía hacia el usuario empieza desde la puerta, un buenos días, una buena atención e indicaciones de a donde debe dirigirse el usuario será sumamente importante para hacer más llevadera su visita al juzgado; también me refiero a los actuarios, quienes son los primeros en tener contacto con el demandado al notificarle que se encuentra demandado deben de tener la empatía hacía con ellos ya que hay ocasiones en las que ni siquiera se espera una demanda y la misma puede caer como balde de agua fría en momentos oscuros de las vidas de las personas; el funcionario del archivo que tiene contacto todos los días y todo el día con partes y abogados debe saber y tener en cuenta que quien va a pedir un expediente no siempre sabe lo que son las listas de acuerdo, no sabe si su expediente está en la lista de hoy, en la de ayer, en su lugar o en el archivo judicial, por lo que debe de ser paciente y poner todo lo que se encuentre a su alcance para que las personas puedan tener acceso a la información que necesitan; secretarios y jueces, deben de ser empáticos, justos, y nunca dejarse vencer por la corrupción, son ellos quienes decidirán si las pretensiones del actor fueron pedidas de forma correcta, o si las excepciones que opuso el demandado son las que prevalecerán en el juicio.
Como dijo José María Morelos “El siervo de la Nación”: “que todo el que se queje con justicia tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo proteja contra el fuerte y el arbitrario”.
