Por Fernando Urbano
La trampa inicia con la propaganda, “el pueblo elige, el pueblo manda”. Falta poco para que Morena se adueñe del Poder Judicial, a través de su reforma que, bajo la apariencia engañosa de aumentar la participación ciudadana, en realidad concentra el control en manos del oficialismo.
“Que el pueblo elija a los jueces y magistrados”, suena a una medida democrática a primera vista. Sin embargo, es importante tener conciencia que desde hoy el proceso de selección de los candidatos estará controlado por Morena, lo que significa que el partido tendrá el poder de preseleccionar a quienes aparecerán de forma definitiva en la boleta electoral.
En pocas palabras, el jurado y el juez serán uno solo, y se llama Morena. Por eso lo importante es si los ciudadanos debemos avalar, con nuestro voto, el circo mediático con el que pretenden disfrazar con una simulación de democracia el asalto al poder absoluto. La respuesta es simple, mientras más ciudadanos acudan a las urnas, más argumentos tendrá el gobierno para justificar el golpe a la democracia y al estado de derecho.
A mi parecer, la respuesta es simple, no votar, y así tener una muy baja participación, que serviría, al menos, para hacer saber al mundo que México no avala, como ellos dicen, el sometimiento de los poderes del estado al obradorato. Al final de cuentas, se vote o no se vote, ganarán los candidatos previamente elegidos por Morena, así de simple.
Votar en la elección de junio es darle legitimidad al proceso de destrucción del Poder Judicial, que culminará con la elección. Ya lo he dicho y lo seguiré diciendo, es un circo mal logrado, sin pies y sin cabeza, que en un momento terminará sobrepasando las capacidades de cualquiera de los que intervienen en esta elección. Solamente el día 15 de este mes, el día que se dará a conocer la lista de candidatos elegibles, el Comité de Evaluación del Ejecutivo tendría que revisar 971 expedientes cada día, con todo y entrevistas, 971 al día, situación que es imposible en tiempo que se ha destinado.
Y aún más allá de la elección, aunque votáramos por algún amigo, conocido o candidato que llenará en un sentido mínimo los requisitos reales para ocupar un cargo, no hay que olvidar que la reforma contempla la creación de un Tribunal de Disciplina que tendría la facultad de remover a jueces y magistrados sin necesidad de otra instancia. Este tribunal estaría compuesto por cinco personas preseleccionadas por Morena, lo que representa un riesgo para la independencia del Poder Judicial. Así que cuando alguien incomode al oficialismo con alguna resolución, inmediatamente se pondrá a disposición para ser cesado de su cargo.
Morena busca concentrar el poder y debilitar la independencia del Poder Judicial, y a como dé lugar tendrá y mantendrá el control político del Poder Judicial. No hay razones para ser parte de una simulación que le pondrá fin a uno de los pilares fundamentales del estado mexicano. Participar significa dar el visto bueno al reparto de cuotas de jueces y magistrados que se asignarán los cabecillas de Morena.
Esto va a ocurrir, aunque vote todo el padrón o sólo vote 5%, hoy es una realidad. La diferencia será únicamente en la legitimidad que el voto masivo dará a la entrega del Poder Judicial al oficialismo.
Y lo que viene es mucho más simple de vaticinar, ya que la elección no será totalmente eficiente en su organización, por lo compleja que es y por el periodo tan breve de tiempo, así que después de esto, el obradorato, repartido entre el gobierno y su partido tendrán la herramienta propagandística que necesitan para dar el paso decisivo para buscar destruir al INE.
Votar sería dar por bueno todo el proceso que traspasa la justicia a manos de una persona, la que López Obrador decida que esté al frente del Ejecutivo.