El costo de vivir

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Aprovechando una de las reuniones familiares, me preguntaba mi sobrino sobre el porqué las personas –haciendo referencia a los adultos- se preocupan tanto por el tema de los precios. Me preguntó insistente, a lo que terminé respondiéndole de botepronto con lo que considero fue una excelente, “el costo de vivir”.

De entrada, su cara fue que me está hablando mi tío. Pero, sin tapujos le conteste que hoy una gran cantidad de mexicanos que laboran deben ganar dinero con el objetivo de cubrir sus necesidades básicas y de recreación o esparcimiento, como usted le quiera llamar.

Su cara seguía de yo a este tipo no le entiendo. Así que trate de hablar en el idioma que en algún tiempo les hable a mis padres a esa edad.

 Entonces, le dije. En 2013, esa misma coca cola de 600 mililitros que te estas tomando costaba tan solo nueve pesos. Así que el interrogatorio ahora lo hacía yo. ¿Cuánto le pediste a tu papá para comprarla? A lo que contesto que costa 18 pesos y entendió que ahora costaba el doble. Enseguida me pregunto por el precio de sus chetos en el mismo año, para lo que tuve que utilizar la web y enterarlo que mientras hoy los rufles de 67 gramos cuestan 16 pesos, en el 2013 le costaban tan solo seis pesos más. Así que entendió rápidamente el termino de inflación al comprender que hoy 18 pesos más por su coca cola y una bolsa de frituras.

Pero tenía que explayarme más con él por mi respuesta del costo de vivir. Así que de manera rápida le dije. Para que tu día pueda ser lo mejor debes tener un lugar donde vivir, agua con que bañarte y asear la casa, ponerte un cambio de ropa y calzado, tener tus comidas al día, así como algunas actividades recreativas. Si tú papá debe llevarte a practicar algún deporte significa cagar gasolina al automóvil, uno que ellos han sacado en pagos a cinco años por lo menos. Así que de manera práctica –a mi entender- comprendió lo que vivir cuesta, y que hoy cuesta al doble o más hacerlo.

Estimados lectores. La situación económica del país se encuentra tambaleando. Echarle la culpa al gobierno en el poder, sería lo más fácil y sencillo. Tampoco podemos excusar la poca eficacia y pericia de la actual administración federal para actuar ante los problemas que vive México, y los que nos pegan por factores internacionales.

Hoy en día, nos duele tanto la corrupción que poco nos hemos detenido en pensar la necesidad de una política de desarrollo y monetaria duradera para México que garantice la calidad de vida para quienes vivan en el país sin importar los colores de la fuerza política en el poder.

Cada sexenio es la misma historia. Quitar programas de la anterior administración para dejar programas con sellos de la nueva casa. La mayoría de los programas sociales o de emprendiendo en su esencia son buenos con altas probabilidades de funcionar, pero son llevados al fracaso por la corrupción. 

Hoy, una serie de hechos internacionales y locales, nos tiene con una economía débil. Pero, lo impactante es que no se ve al horizonte un plan o estrategia que garantice al a largo plazo el crecimiento y desarrollo económica del país azteca.

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