México, vive un boom en la creación de vivienda. Eso sí, a precios exorbitantes, donde todo indica que, con el tema de la especulación, se encarece más la tierra que la propia construcción. Desde luego la inflación ha pegado al incremento en los precios de los materiales de construcción, y ni crea que las constructoras pagan grandes salarios a sus trabajadores.
La ONU, y en el país la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi), han promovido la vivienda vertical, con el objetivo de que las personas o familias puedan acceder a una vivienda económica y accesible. En algunas ciudades del país, ya es un hecho, en otras como en Saltillo, empieza a crecer el concepto, y en otras partes aún no hay prototipos de ello.
Pero, ¿es realmente una solución?, ¿este modelo resuelve también problemas sociales? En el tema de utilidad, sigue siendo un beneficio. No, esa palabra queda corta. Es todo un negocio, vender en el mismo espacio, varios apartamentos a precios supuestamente competitivos.
Lo cierto, es que no son baratos. En la región sureste de Coahuila, departamentos pequeños en fraccionamientos en el modelo vertical, incrementaron su precio hasta dos cientos mil pesos de un año a otro, dependiendo la zona.
Los espacios son reducidos. No tienen acceso a la recreación, parte fundamental en la vida de las personas. Y como es costumbre en este país, las personas terminan pagando más del doble por la vivienda que es obtenida en la mayoría de los casos a crédito.
¿Qué pasa con las autoridades de los diferentes órdenes de gobierno? Acaso, obedecen a la billetiza de estas empresas, y dejan de lado los problemas sociales a corto, mediano y largo plazo.
EL REMATE
Hace más de 20 años en Saltillo se dio el primer intento de vivienda vertical a gran escala. Nos referimos a la colonia Herradura Condominios. El 70 por ciento de sus primeros colonos ya no habitan ahí. Fue considerada una zona de cuidado, y más de la mitad de los créditos tuvieron que traspasarse o refinanciarse. La vivienda vertical suele ser controversial, pues mientras algunos sugieren que efectivamente puede ayudar a reducir consecuencias negativas de la expansión urbana, otros aseguran que tiende afectar la calidad de vida de las personas.
