Caos en Morena

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Por Fernando Urbano 

El caos en la dirección de Morena comenzó cuando López Obrador dejó el liderazgo del partido para competir en las elecciones presidenciales de 2018. De ahí en adelante ha pasado de todo al interior de ese partido, irregularidades en sus procesos internos, conflictos entre sus facciones y grupos, hasta conflictos judiciales entre sus militantes. Pero hoy, sus divisiones internas ocasionadas por las corcholatas pueden poner en riesgo el legado y la continuidad a la que aspira el presidente.

La guerra en Morena, la avivó Marcelo lanzando una bomba llena de acusaciones y certeros golpes bajos en contra de la candidata del oficialismo y del mismo gobierno federal, y que de paso les prendió mecha a sus afines para que se manifestaran en contra de lo que instruyó López. Lo peor es que todo esto pasa cuando fortalecerse es la clave y necesidad mediática para el partido guinda y para sus aspirantes, si es que quieren sobrevivir al sexenio de su mentor.  

Las acusaciones del ex canciller tocaron las fibras más sensibles del presidente, el desvío de recursos, pues al señalar esto revive todos esos escándalos de corrupción que han debilitado el gobierno de López; y por otro lado la “inequidad” en la contienda interna, que insinúa un marcado desequilibrio antidemocrático a favor de la exjefa de gobierno, exhibiendo así que Morena no es partido, y es solamente la sombra que da eco a las palabras, ideas e indicaciones de López Obrador. 

Ebrard le está dando impulso a la ruptura más importante que puede sufrir Morena, pues un grupo de alrededor de 80 diputados federales de ese partido y simpatizantes de Marcelo, amenazaron con denunciar el acarreo y desvío de recursos a favor de la exjefa de la Ciudad de México, pues los propios legisladores aseguran han sido testigos de algunos actos ilícitos, entre los que destacaron desvío de recursos de la Secretaría del Bienestar, la subsecretaría de Educación Media Superior de la SEP, así como la Procuraduría Federal del Consumidor, y del gobierno de la Ciudad de México.

Las acusaciones de Marcelo no son acciones desconocidas, desde hace tiempo ha sido evidente como el favoritismo presidencial por Claudia, que el presidente orquestó una farsa para justificar su decisión con un supuesto proceso interno y la aplicación de varias encuestas para elegirla. Esto es lo que realmente denunció Ebrard, la intromisión descarada del presidente en un proceso inexistente. 

Lo importante de todo esto es que estas declaraciones son la amenaza de su salida de Morena y de la contienda interna, y de que existe la posibilidad de que pudiera contender por otra fuerza política. Y la rebelión de sus diputados afines es solamente para que vea el presidente lo que puede suceder, y cuál sería el impacto que tendría sobre las intenciones de voto a favor del oficialismo. 

Marcelo pecó de ingenuo y confío en la palabra del presidente, pensó que el proceso de selección iba a ser imparcial. Él no será el ungido, ganará la favorita y no le quedó de otra más que evidenciar la simulación y la farsa de la elección de una candidatura anunciada. No es imposible considerar a Marcelo como candidato fuera de Morena, pero hoy es el escenario menos probable

Hoy, lo único seguro que tiene Ebrard es que, si decide romper con AMLO y con la 4T, se convertirá en una presa más de la Fiscalía General de la República, la Unidad de Inteligencia Financiera, la Contraloría General, la Auditoría Superior de la Federación y del Gobierno de la CdMx, todos irán tras él. 

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