En sencillas palabras.
Estimado lector, ahora si que se nos “acabó el corrido” y atravesamos la última semana del año; en donde vivimos un 2023 lleno de claroscuros, que, tanto en lo nacional como en lo local, nos dejaron importantes lecciones, por lo que, en este espacio editorial, buscaré hacer un análisis sobre los sucesos en cuestión política, económica y social que nos dejó este año, y que sin lugar a dudas será recordado por generaciones.
Es importante señalar que, el 2023 fue considerado un año “post pandemia”, y en el que recaían muchas esperanzas de reactivación económica, pero a nivel macroeconómico algo sucedió, que no fue del todo positivo, ya que por ejemplo en el último trimestre, la economía mexicana creció apenas un 0.9 por ciento, quizás este efecto fue provocado por el poco interés del Gobierno de México de abrirse al mundo y de atraer la mayor cantidad de empresas.
En el terreno nacional de la seguridad no hay mucho que presumir, siendo que este año fue el más violento de la historia, ya que lamentablemente de los más de 170 mil homicidios que van en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, más de 35 mil fueron en 2023, lo que se traduce en casi 3 mil muertos por mes, generando el dato más escalofriante del país, que cada 15 minutos alguien muere de forma violenta en México.
Siempre he comentado que, en materia política y social, todos los rubros son muy importantes, pero sostengo que cuando hay seguridad, existen condiciones económicas, y cuando se da esta combinación, todo lo demás camina perfectamente, por eso creo que, en el escenario nacional, México sigue rezagado, y tristemente, aún con una terrible desigualdad y una muy arraigada pobreza.
Veo que la única estrategia del Gobierno Federal es regalar dinero sin importar si es clase baja, media o alta, porque sostengo que no les interesa erradicar la pobreza, si no, les interesa ganar la elección presidencial del próximo año, seguramente sea la razón por la que el partido guinda se encuentre tan fuerte en encuestas rumbo a la Presidencia de la República.
Pero aterrizando en Coahuila, en donde la prioridad del Gobierno del Estado es la seguridad y en donde se está aprovechando el fenómeno mundial del “nearshoring”, las cosas son muy distintas, y aunque sin duda, hay retos por cumplir, quedó claro que la “ola guinda” no tuvo oportunidad ante un gobierno de coalición que desde antes de campaña ofrecía paz y prosperidad.
Manolo Jiménez ganó este año con la mayor ventaja en la historia y mientras otros aspirantes como Ricardo Mejía, generaban incertidumbre, el saltillense se concentró en ofrecer un gobierno ciudadano y participativo.
Asimismo, en nuestra entidad al consolidar resultados notorios en seguridad, la economía fuerte es una realidad, ya que tan solo este año, Coahuila recibió más de 2 mil millones de dólares en inversión privada, superando por primera vez a estados como Nuevo León, logrando destacar a la par en competitividad económica y formalidad laboral.
En sencillas palabras, mientras en México hay problemas muy profundos por el desinterés del gobierno, en Coahuila las cosas son muy distintas para bien. Esperemos que la próxima presidenta de México volteé a ver a nuestro estado y repliquen el modelo de trabajo.
Me despido, no sin antes mandarle un fuerte abrazo y desearle felices fiestas. ¡Hasta pronto!