Por Israel Reyes
Ahora que andamos encampañados y que los chinos se ponen cada vez más de moda, aprovecharé la oportunidad para hablarles de un pequeño librito que ha hecho de la manipulación política un proverbio largo ¿Tienes un minuto para hablar del libro rojo de Mao?
En el amplio panorama de la historia política, pocas obras han ejercido un impacto tan profundo y duradero como el Libro Rojo de Mao Tse Tung. Más que un simple compendio de doctrinas ideológicas, este libro emblemático ha llegado a encarnar el espíritu mismo de una era tumultuosa y revolucionaria.
Al adentrarnos en las profundidades del Libro Rojo, nos encontramos con mucho más que simples preceptos políticos; descubrimos los anhelos y las aspiraciones de todo un pueblo en busca de redención y emancipación. Cada palabra, cada consigna, resuena con la promesa de un mañana mejor, alimentando las llamas de la revolución que ardían en los corazones de los oprimidos.
Es esta humanidad palpable la que otorga al Libro Rojo su poder perdurable. A través de sus páginas, no solo vemos a un líder inflexible y autoritario, sino también a un individuo que luchaba con sus propias dudas y contradicciones. Es el choque entre la grandeza y la fragilidad del alma humana lo que da vida a esta obra maestra, elevándola por encima de meros dogmas políticos para convertirla en un testamento de la condición humana misma.
De mis subrayados les puedo compartir que, “La política es la guerra sin derramamiento de sangre, y la guerra es la política con derramamiento de sangre”: Aquí resalta la idea de que la política y la guerra están intrínsecamente relacionadas. Mao quería enfatizar que los principios y estrategias de la guerra, como la movilización, la organización y la lucha, también se aplican en el ámbito político. Esta cita refleja la perspectiva de Mao sobre la lucha constante por el poder y la influencia, tanto a nivel nacional como internacional.
“No te preocupes por las pérdidas temporales; no te preocupes por la derrota temporal”: Mao insta a sus followers a mantenerse firmes en sus convicciones y objetivos políticos, incluso si experimentan contratiempos o derrotas temporales. Esta actitud refleja su creencia en la importancia de la perseverancia y la resistencia en la lucha política. Mao argumentaba que las derrotas momentáneas eran simplemente parte del proceso de avance hacia la victoria final.
“La política es la lucha por el poder”: Esta frase destaca la naturaleza fundamentalmente competitiva de la política según la perspectiva de Mao. Para él, la política no se trata solo de debates intelectuales o diplomacia, sino de la lucha activa por el control y la influencia sobre el Estado y la sociedad. Mao creía que aquellos que aspiraban al cambio social debían estar dispuestos a luchar y conquistar el poder político.
“La fuerza política es la base de todo trabajo”: Mao enfatiza la importancia de tener una base sólida de apoyo político para lograr cualquier objetivo. Para él, sin una posición política firme y un respaldo popular, cualquier esfuerzo, ya sea militar, económico o social, estaría destinado al fracaso. Esta cita refleja la creencia de Mao en la primacía de la política como motor del cambio social y económico.
“Las palabras vacías no producen frutos; el trabajo duro y concretado es necesario”: Mao aboga por la acción y el compromiso activo en la política y la militancia en lugar de simplemente retórica vacía. Esta frase refleja su enfoque pragmático y orientado a resultados en la búsqueda de objetivos políticos y sociales. Mao creía en la importancia de la acción directa y el esfuerzo sostenido para lograr el cambio.
Mao veía la política como una lucha constante por el poder y la influencia, y creía en la importancia de la acción decidida y el compromiso activo para lograr los objetivos políticos y sociales. Sin embargo, su enfoque también ha sido objeto de críticas, especialmente por su papel en la promoción de la violencia política y la represión durante la Revolución Cultural en China. Aun así, no deja de ser un referente para la política actual y, sin duda, para la postrera. Y ¿qué opinas de todo esto, joven militante?
