<strong>A su imagen y semejanza (los pecados del PAN)</strong>

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El levítico es un libro del antiguo testamento escrito entre el 538 y 332 a.C. en el que principalmente se describen las instrucciones y reglas que Yahvé le dictaba a Moisés. Entre estos mandatos en el capítulo 26 se prohíbe crear ídolos y adorarlos. Bien este texto no es de religión, pero sí enfocada a la derecha que, si bien hoy día es más liberal que las izquierdas de México, no deja de construir sus modelos éticos en los principios judeo-cristianos dogmáticos y tradicionales. Las religiones son portadoras de sabias filosofías y psicologías, el no crear ídolos obedece y enseña entre otras cuestiones a no entregarse ciegamente a líderes, seguirlos sin cuestionar (en la actualidad aplica no cambiar tus principios por los de alguien idolatrado). 

Durante la primera mitad de precampañas observamos un panismo que lejos de responder ¿Por qué, aunque Morena sea una amenaza clara, convenga votar por ellos en alianza y no simplemente por el PRI? Se han dedicado a predicar un mensaje superficial y que no sobrevive al más sencillo análisis, ¿Dónde quedan los principios de Acción Nacional en una coalición donde la cúpula azul nada decide dentro de la Fundación Colosio, encargada de generar la plataforma electoral? ¿Quedan los principios irreductibles del PAN antes o después de la negociación de diputaciones en el 23 y alcaldías en el 24?

Hoy no vemos una precampaña de convencimiento a la militancia panista, se han limitado a presentar al candidato de origen y tradición priista, que, si bien tiene mucho trabajo ciudadano que lo respalda y acepta dentro de la derecha, el momento político trata por igual al electorado sin importar su afinidad. Vemos también un turismo político dentro de Acción Nacional, las primeras filas en los eventos de precampaña en las diferentes regiones del estado son ocupados por los mismos integrantes de la cúpula azul. A la militancia no se le permite cuestionar a su futuro candidato, sólo verlo como el mesías que llevará por primera vez a su partido a la tierra prometida (cada sexenio), la del triunfo en una elección estatal. 

El gobierno de Miguel Riquelme mantiene sin el PAN un estado próspero y seguro, con los mejores niveles en seguridad, inversión, empleo, acceso a la salud, educación, calidad de vida y estado de derecho, entre otros que bien podría mantener un gobierno de continuidad conformado por los perfiles técnicos que militan en el PRI, sin un discurso real, Acción Nacional (y de una vez el PRD) se constituyen únicamente como legitimadores de Manolo Jiménez, representantes de una sociedad que construye un proyecto plural y con una imagen más ciudadana que política. 

Tampoco es una crítica fatalista, sino observaciones a mitad de precampaña. Se entiende que una agenda para 3 partidos y 38 municipios no permita profundizar más que “selfies” y discursos que pueda fácilmente replicar el militante, el equipo cercano al candidato está cumpliendo su trabajo en cada evento que realiza. 

Pero no olvidemos que, a diferencia de Durango, aquí Manolo Jiménez será candidato de cada partido, no un priista que todos sin importar sus preferencias políticas deban ver a su imagen y semejanza.

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