Néstor J. Hurtado Vera
Como bien saben, la Dirigencia Nacional del Movimiento de Regeneración Nacional se rige en base a estatutos, donde basan prácticamente todas sus decisiones de selección en la “famosa encuesta”, tal como justificó su designación de la candidatura presidencial a Claudia Sheinbaum, a todos sus aspirantes a las gubernaturas o en sencillas palabras; las candidaturas presidenciales de su máximo líder moral, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, que fueron bajo dicho esquema.
En el caso de Coahuila no es, ni será la excepción, ya que para la mayoría de los cargos relacionados al proceso electoral que celebraremos el próximo 2 de junio, el “partido presidencial” se encuentra levantando encuestas para mandar a sus aspirantes más competitivos -al menos eso les marca el manual-, y estamos literalmente a horas de conocer a sus “gallos” al senado, así como a diputados federales y posteriormente a los Ayuntamientos.
Tal como lo ha dado a entender la dirigencia estatal, en la lógica nacional, en donde buscan tener la mayor cantidad de votos posibles, darán sin excepción las senadurías al hombre y a la mujer más conocidos, después, se decidirá en base a género y cuotas partidistas en una lógica de coalición, por lo que pudiéramos decir, que una vez que decidan senadurías y diputaciones, inmediatamente después comenzarán las negociaciones de las alcaldías.
En ese sentido, ¿cómo pinta la cosa en un corto plazo?, mi respuesta es clara; si respetan las encuestas y sondeos, las senadurías son para Cecilia Guadiana y Luis Fernando Salazar, quienes encabezan abismalmente prácticamente todos los ejercicios demoscópicos.
Quizás esto explique el duro encontronazo de esta semana, en donde la alcaldesa de Múzquiz, Tania Flores se le fue con todo al diputado federal, Javier Borrego, esto supuestamente porque en una reunión con mineros, el legislador les tundió a los hermanos Flores, cuando según la alcaldesa, abiertamente antes apoyaban a Borrego, quien anhela su tercer periodo en San Lázaro.
Muchos preguntarán, ¿y qué tiene que ver una diferencia de una alcaldesa de la región carbonífera contra un diputado federal del mismo partido?, muy simple; porque Tania Flores es aspirante al senado y Javier Borrego es un operador incondicional de Claudia Garza, ex superdelegada de Bienestar y también aspirante al senado, además que los hermanos Flores consideran que gran parte de los votos con los que Borrego consiguió su reelección en 2021, los aportaron ellos, en fin.
Pero como decimos en lenguaje futbolero, esto no se acaba, hasta que se acaba, y ante ello, veo que, ante la falta de liderazgo en Morena Coahuila, los codazos y los manotazos estarán a la orden del día, sobre todo en las alcaldías y regidurías.
Imagine por un momento, cuando ya estén decididas las candidaturas federales, tener que negociar con el Partido del Trabajo de Ricardo Mejía, quien apenas hace unos meses le dijo “hasta lo que no” al dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, o también lidiar con Lenin Pérez, que en la pasada elección abandonó a las guindas, y sumándole el difícil tema de la paridad, aquello sin duda será un caos.
Por bien de la oposición y obviamente de la democracia, esperemos que la dirigencia estatal sea renovada pronto y sea elegido un político de altura y que antes de hacer “shows” y querer corregir el mundo, comience poniendo orden en casa.
