Por Fernando Urbano
Por si a usted ya se le había olvidado, en el 2019, el ejército mexicano hizo de todo para llegar a Bolivia y rescatar a Evo Morales.
En aquel mítico rescate ordenado por el mismísimo presidente Andrés Manuel López Obrador, el equipo que rescató al íntimo amigo del presidente fueron encañonados, e intentaron derribarlos. Pero no solo eso, en aquel entonces se detalló el extremo plan de rescate para ir por Evo y traerlo a territorio mexicano sano y salvo. Obviamente todo con cargo al herario.
En aquella ocasión se preparó un avión Gulfstream G550 de la Fuerza Aérea Mexicana, al que previamente se le llenó el tanque de combustible, se planificó con gran detalle el vuelo, y despegó a las 00:36 horas del 11 de noviembre. Volaron sobre aguas internacionales del Océano Pacífico para llegar a su primer destino a las 07:06, en Lima Perú. Cuatro horas después, se reanudó el viaje a Bolivia, pero en pleno vuelo, les revocaron el permiso de ingreso a ese país, y regresaron a Lima. Finalmente lograron la autorización de aterrizar en Bolivia a las 19:00 horas, y justo una hora después abordo el avión Evo Morales. Todo esto, para rescatar a una sola persona.
Afortunado Evo, y desafortunados los mexicanos que se encuentran en Israel. Tarde, muy tarde, y espero que, sin sueño, el gobierno mexicano, que además de mostrarse excesivamente tibio ante dicho conflicto, decidió al fin enviar dos aviones para rescatar a los mexicanos varados en aquel país. De entrada, todo, todo, todo, estuvo mal. Después de que despegaron los aviones, tuvieron que regresar, a cargar combustible, porque seguramente a alguien se le olvidó mencionar que el viaje estaba un poquito largo y era necesario llevar el tanque lleno. No fuera Evo el que ocupaba el avión, por que se lo mandan listo y hasta la puerta de su casa.
Después, dicho por el propio gobierno de México, no los van a traer a todos a territorio nacional. Y es algo que verdaderamente preocupa, ya que los aviones destinaos para el rescate solamente llevaran los mexicanos a Madrid, regresarán con los que “quepan” y los demás que le hagan como puedan.
Era de esperarse todo lo que ha pasado, no olvidemos que fueron por demás muy tibias las declaraciones del presidente que aseguró que no tomará ningún partido ante los ataques terroristas en la Franja de Gaza, según él por que es apegado a las políticas de no intervención y la neutralidad. Pero que no aplican siempre, como en aquella ocasión donde también intentó rescatar a Pedro Castillo, cuando tuvo que dejar la presidencia de Perú; no lo logró pero si rescato a su familia. Al que por cierto también defendió y justificó.
Igual ha defendido al régimen cubano, o minimizado las acciones bélicas de Rusia. Intentó influir e intervenir en las elecciones de Colombia, para beneficiar a otro de sus amigos; se ha manifestado a favor de la argentina Cristina Fernández, en más de una ocasión ha presumido su cercanía con Nicolás Maduro, y él y su partido ha dejado ver su admiración por Hugo Chávez y el régimen que instauro en Venezuela.
El presidente es un falso pacifista, y su supuesta neutralidad es inexistente, cualquier régimen que coincida con las preferencias políticas de López es su aliado y amigo ideológico; al presidente no le interesan los derechos humanos, y una vez más deja claro que tampoco los mexicanos, pero cuando se trata de defender a sus amigos golpistas, echa a andar todo su coraje y pone en acción a los morenistas para defender lo indefendible.