Por Fernando Urbano
De forma inesperada, el Frente se le adelantó al presidente para tener candidata, y fue con la difusión de los resultados de los dos sondeos en los que Xóchitl obtuvo el 59.4% sobre el 40.6% ciento de Beatriz Paredes.; y el segundo que fue de 56.8% para Gálvez y 43.2% para Beatriz. No había ningún margen para que hubiera un cambio significativo. El PAN, el PRD y el PRI cerraron filas.
Al presidente, lo madrugaron. Era necesario, no había otra forma de poder sortear tranquilamente la elección interna, porque esa elección la iba a reventar el gobierno de López. Obviamente el gobierno le iba a descarrilar la elección al Frente. Aunque el ejercicio era oxígeno para el proceso, era muy fácil de vulnerarlo desde el poder. Adelantarse fue lo mejor para evitar cualquier rompimiento y la intromisión de los porros morenistas que buscarían generar caos e irregularidades el día de la jornada.
Hay tiro, ya está cantado, Xóchitl contra López, que intentará hacerse del poder a través de su más fiel marioneta, Claudia Sheinbaum. El único rival en la batalla del próximo año, es el presidente que maniobrara descaradamente con el espionaje, la movilización y toda la fuerza del Estado, para impedir un proceso democrático.
El camino que viene será difícil, y con más golpeteo del oficialismo contra Xóchitl, pero también se va a encrudecer contra los liderazgos opositores. López va a atacar con todo el peso del Estado, los riesgos estarán más presentes que nunca, y él solamente se justificará en su cinismo para fingir demencia como acostumbra y decir que él es la víctima y no victimario.
Para el Frente, el reto va más allá de solo planear una campaña, los temas más importantes en este momento son su seguridad, ganar y lograr los acuerdos necesarios para construir un proyecto fuerte y común que permita tener la mayoría en el Congreso de la Unión, para fortalecer a Xóchitl, y para amarrar de pies y manos a Morena, para reconstruir al país.
Para Claudia, la candidata del oficialismo, el factor que más le juega en contra es el de la incertidumbre, pues el escenario político actual es tan complejo que no le da ni a ella ni al presidente la posibilidad de cubrir todas las variables que podrán presentarse en los próximos meses. Además de que carga con el estigma de que es una muy mala candidata.
Un número importante de militantes de Morena están convencidos de que Claudia no prende ni convence, sin importar el apoyo, dinero, medios y encuestas infladas; incluso los más reservados aseguran que no suma más de lo que tiene el partido, e incluso aseguran que podría restar a los números de la base. Situación que surgió del excesivo protagonismo de López Obrador, que se adueñó de los reflectores y no le permitió ni a ella, ni a ninguna otra corcholata crecer.
Por lo pronto, Sheinbaum estará a la espera de recibir el tan esperado bastón de mando que la convertirá en la nueva mesías de Morena, siempre y cuando el presidente esté dispuesto a alejarse de la imagen pública.
