Antes de ser inaugurado en 2018, el puente que une a Rusia con la península de Crimea fue calificado como “el proyecto del siglo” de Moscú.
Se trataba de la obra de ingeniería más ambiciosa del país hasta entonces y toda una declaración de intenciones de Rusia sobre su control de Crimea, la disputada península que se anexionó en 2014.
El puente sobre el estrecho de Kerch permite el paso de Chushka, en el extremo occidental de la península de Tamán, con el puerto de Kerch, en la costa oriental de Crimea, elevándose sobre el mar Negro y el mar de Azov con un arco gigantesco de 6.000 toneladas.
El presidente Vladimir Putin inauguró la obra el 15 de mayo de 2018 cruzándola a bordo de un camión. Para el mandatario era un símbolo de la anexión de un territorio que resulta vital para el intercambio comercial entre Oriente y Occidente, y que era parte del territorio de Ucrania.
Y este lunes ocurrió un nuevo ataque en otra sección del puente que causó daños y la muerte de dos personas.
Las autoridades rusas acusaron a Ucrania de llevar a cabo este último ataque con “vehículos de superficie no tripulados”, unos drones que viajan sobre el agua en lugar de por el aire. En comentarios televisados este lunes, Putin acusó a Ucrania de lanzar el ataque “sin sentido” y “cruel”.