Por Joselo de Velasco
El pasado 16 de abril se llevó a cabo por parte del IEC el primer debate entre candidatos al gobierno de Coahuila, desgraciadamente tenemos que reservar la palabra debate por la penosa dinámica en que el órgano electoral metió a los candidatos. Y para aumentar la pena ajena por quién debería ser un pilar y garante de democracia en nuestro estado las críticas trascendieron a nivel nacional.
Y es que lejos de un debate donde los candidatos pudieran exponer sus propuestas para resolver los problemas y retos del estado y que los ciudadanos pudiéramos analizar y contraponer los planes y ejes rectores de gobierno, fueron los mismos moderadores los que propiciaron los ataques a dos candidatos en particular. Si bien al día de hoy las encuestas no muestran que el debate haya alterado la percepción ciudadana de los candidatos, no por ello se le debe permitir al IEC sin crítica generar espacios que favorezcan a candidatos, sea esto voluntario o simple incompetencia.
Concretamente se atacó al candidato de Morena, Armando Guadiana y al de la Alianza ciudadana por la seguridad (PAN, PRI y PRD) Manolo Jiménez, a través de preguntas de los moderadores parciales y con dedicatorias. No es que se quiera defender a los candidatos, pero sí dejar en claro que no se debe permitir al IEC actuar de tal manera, porque hay dos opciones, que fuera por favoritismos políticos o bien por incompetencia. Ninguna es buena, ni comparable con los órganos electorales que ha tenido Coahuila.
Preocupa saber que se están dando renuncias al por mayor dentro del instituto, que funcionarios en diversas áreas y con mucha experiencia están dejando al IEC y no como consecuencia de los esfuerzos Federales por acabar con los órganos electorales locales, sino por los pleitos y grillas que ha causado el nuevo consejero presidente Rodrigo Paredes y sus cercanos. Hay que señalar que entre los renunciantes se encuentran perfiles técnicos, expertos y con experiencia de décadas en el trabajo electoral.
El organismo autónomo electoral de Coahuila obtenía regularmente los mejores lugares por productividad y procesos, los partidos como el PAN recurrían a él para organizar sus elecciones internas nacionales, fueron los primeros en implementar la urna electrónica en el país y salvo críticas a sus visiones de paridad de género podrían considerarse un buen instituto y que daba buenas notas, hoy lo que nos enteramos del IEC bajo la tutela de Rodrigo Paredes son pleitos y malas opiniones.
Hacemos votos para que mejore la imagen del IEC, a sabiendas que esto se logra con buen trabajo, reconocimiento externo y acciones de imparcialidad y pro democracia. Lo que vimos en el debate fue sólo la punta del iceberg.
