Alejandro Arcos, alcalde de Chilpancingo, Guerrero, fue asesinado en un crimen que ha conmocionado a la población y levantado interrogantes sobre los vínculos entre el crimen organizado y el poder político en la región. Arcos, quien llegó al cargo tras ganar las elecciones como representante de la alianza PRI-PAN-PRD, fue secuestrado y posteriormente hallado decapitado, lo que ha generado una ola de indignación y reclamos de justicia entre los habitantes del estado. Su antecesora en el cargo, Norma Otilia Hernández, recibió fuertes críticas, e incluso se le pidió que no asistiera al funeral del alcalde por el descontento social.
La Fiscalía de Guerrero avanzó en la investigación al detener a Germán Reyes, quien había sido designado por el propio Arcos para encabezar la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Chilpancingo. Según las autoridades, Reyes está acusado de conspirar en el asesinato del alcalde, supuestamente por su vínculo con el cártel de Los Ardillos, uno de los grupos criminales más peligrosos de la zona. La Fiscalía sostiene que Arcos fue ultimado debido a su negativa de ceder posiciones estratégicas en su gobierno a personas vinculadas con esta organización.
Durante la audiencia de imputación, Reyes negó rotundamente las acusaciones, calificándolas como un “acto político” y asegurando que no había sido informado de los motivos de su detención hasta su comparecencia. Declaró que no tenía ninguna razón para atacar a Arcos y afirmó haber estado al sur de la ciudad cuando los restos del alcalde fueron encontrados. Sin embargo, el Ministerio Público argumenta que Reyes habría sido parte de un complot delictivo, aportando testimonios y pruebas que sugieren una relación con Los Ardillos.
Uno de los elementos clave en el caso es el testimonio de un comerciante llamado Domitilo Cándido Pila, quien fue secuestrado previamente y, durante su cautiverio, escuchó conversaciones en las que se mencionaba la relación de Germán Reyes con el grupo criminal. Según la Fiscalía, esta información le da fuerza a la teoría de la participación de Reyes en el asesinato de Arcos. Cándido Pila fue asesinado pocos días después de haber sido liberado, lo que suma otro acto violento a esta serie de eventos.
El contexto violento en Chilpancingo y otros municipios de Guerrero refleja las dificultades en la lucha contra el crimen organizado en México. La influencia de grupos criminales, como Los Ardillos, sobre funcionarios y políticos locales es una preocupación constante en regiones donde la violencia y el narcotráfico se han enraizado. La administración de Claudia Sheinbaum ha sido criticada en cuanto a la falta de efectividad de las estrategias de seguridad, y este asesinato se convierte en un recordatorio de los desafíos que enfrenta el gobierno en materia de justicia y combate a la violencia.
Se espera que el 18 de noviembre se decida si Germán Reyes será vinculado a proceso, mientras que las autoridades estatales y federales siguen siendo presionadas para dar justicia al caso y frenar la infiltración del crimen organizado en el ámbito político.
