Néstor J. Hurtado Vera.
En esta ocasión haré una sencilla reflexión del tema político más polémico de los últimos meses, que incluso ha sacudido los mercados, las bolsas de valores y hasta pausado las inversiones, y es como ya se lo imaginan, la reforma al Poder Judicial.
Como todos sabemos, esta era una idea del presidente López Obrador, que se agudizó principalmente cuando la Suprema Corte rechazó el plan de la “Cuarta Transformación” para pasar la Guardia Nacional a mando militar.
Antes de eso, recordaremos a un presidente mesurado, de hecho, en eventos públicos, llegó a decir que jamás se metería contra del Poder Judicial, incluso dijo respetaría las decisiones de las y los jueces en México, respetando así el equilibrio de poderes.
Pero como en este país, las decisiones se toman con el “hígado”, después del revés de los ministros en el tema de la Guardia Nacional, y con la oportunidad de oro, que tuvo después de los resultados electorales del pasado 2 de junio, en donde Morena alcanzó la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, la 4T decidió irse con toda su fuerza en contra del Poder Judicial.
Mucho se ha hablado de que, la idea toral de esta Reforma es que, los jueces sean elegidos por el pueblo, directamente y a través de elecciones abiertas.
Aquí coincido con el senador panista, Ricardo Anaya, porque el “truco” de esta reforma recae en que, de nada serviría que los jueces se elijan por votación abierta, cuando la “prelista” de dichos aspirantes, será propuesta por el Poder Ejecutivo.
Otro tema muy preocupante, es la confusión que habría a la hora de ir a votar, porque se plantea que, en una jornada electoral, se entreguen por ciudadano 25 boletas, con más de 4 mil candidatos, imagínese el disparate.
Si la ciudadanía batalla cuando hay 3 o 4 candidatos, y difícilmente leen sus propuestas, ahora imagínense 4 mil candidatos, resulta verdaderamente una locura.
Y el último punto gravísimo, es la propuesta de un “tribunal de disciplina”, que podría expulsar a los jueces que sencillamente no jueguen al ritmo del sistema.
Bajo esta iniciativa, no importaría si los jueces aplican el derecho y la Constitución, ya que, con su maquinaria legislativa, podrían aplicarle un juicio político a todo aquel que le estorbe legalmente al poder.
No por nada los inversionistas están nerviosos, porque estamos a punto de entrar a una dictadura con poder absoluto, aquí el estado de derecho ya no será suficiente, ni los acuerdos internacionales.
Definitivamente en México hace falta una reforma profunda en favor de la justicia y en contra de la impunidad, pero es claro que este no es el camino.
Finalmente, creo que las formas tampoco fueron las correctas, los legisladores de Morena, sus aliados y los traidores, ni siquiera analizaron la iniciativa, mucho menos la debatieron lo suficiente, pero bueno, eso ya es lo de menos, lo urgente de esta parvada de buitres, es cumplir en tiempo el capricho de López Obrador.
Ahora sí, agárrese, porque entramos de lleno a la nueva era de México, sin equilibrio de poderes y sin contrapesos.
