¿Presión externa o emancipación?

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Por Fernando Urbano

De acuerdo a las tradiciones presidenciales, los últimos meses del sexenio se va desdibujando poco a poco el poder que ostenta el presidente en funciones y empieza el proceso de transición de poder al próximo titular del ejecutivo. Pero con López, no es igual, pues se ha encargado de dejar en claro en sus últimos días de gobierno que él y solamente él es el que dice, el que manda y el que dirige.  

Y su influencia sobre Claudia ha sido duramente criticada desde hace tiempo. Ejemplo de ello es el obvio sometimiento que demostraba y su práctica mimetización desde antes de ser candidata. No mostraba ideas propias, no tenía propuestas y solo se dedicaba a repetir lo que decía AMLO y a defenderlo. En campaña dejo claro que su tarea era la de dar continuidad al gobierno de López, y que no movería ni una sola coma a sus instrucciones. La emancipación de Claudia ha sido la duda persistente después de su triunfo electoral, no había nada que mostrara esa intención de la próxima presidenta.

Pero el ambiente generado por la reforma judicial, que causado alerta en los mercados internacionales y en los inversores extranjeros, marco un momento importante en lo que posiblemente puede venir en el gobierno de Claudia. Pero López, fiel a su estilo, hizo oídos sordos y ojos ciegos, a un capricho que ha llevado el dólar a 20 pesos, ha frenado las inversiones y la creación de empleos.

Sorpresivamente Sheinbaum solicitó a los integrantes de la nueva legislatura postergar la reforma judicial, y desecho la reforma electoral de su mentor; “esos son temas del presidente, y conmigo se mantiene el diálogo abierto”. 

Aún hay duda si la presión internacional de los mercados obligó a la próxima presidenta a disentir con López, o si esta es la primera señal de su verdadera emancipación. Lo que puede verse en sus palabras, es al menos un ligero amortiguamiento a los duros y continuos golpes que han recibido las instituciones de parte del oficialismo. 

El gran problema será la respuesta de AMLO al gobierno de su pupila, pues nadie más que él mismo será la gran amenaza de la estabilidad política de México, pues de no estar de acuerdo con la manumisión de Claudia, seguramente hará lo necesario para generar caos al interior de Morena. 

Morena es de López Obrador, y Sheinbaum no tiene la misma influencia en el partido, y aunque López la ve y trata como administradora, no sabemos si le permitirá administrar la política y mucho menos al partido.

Faltan pocos días para aclarar todas las dudas, y al fin podremos ver si Claudia solamente es el delfín del rey, un personaje de título y papel, un simple títere de López, o una mujer de trayectoria y firmeza; y si entre sus habilidades está el mantener al obradorismo sin López Obrador, o si tiene la fuerza para transformarlo en Claudismo. 

En la era del Lopezobradorismo, nadie mueve un dedo sin la autorización de su líder máximo, pero Claudia, ya se atrevió a emitir palabras y a opinar distinto. Ojalá esa opinión a partir de hoy sea prudente y objetiva. 

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