Estado Fallido

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El pasado jueves 25 de julio, el cofundador del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, fue detenido por autoridades de Estados Unidos, en El Paso, Texas, junto Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo” Guzmán. Inmediatamente empezaron a correr diversas versiones sobre su captura, primero se dijo que se había entregado al gobierno norteamericano; después, que había sido engañado para propiciar su arresto. 

La primera declaración sólida y que dieron a conocer el hecho son la de su abogado, la del gobierno de Estados Unidos y la difundida por The Wall Street Journal horas después de que se confirmó su captura. Esta última, especulando, es la que afirma que “El Mayo” fue detenido por agentes estadounidenses después de que un miembro de alto rango del Cártel de Sinaloa lo engañó para que volara a Texas.

Frank Pérez, abogado de “El Mayo” Zambada, asegura que su cliente fue secuestrado cerca de Culiacán, Sinaloa, por un hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán auxiliado por otros seis hombres, que lo obligaron a subir a un avión y fue él quien lo llevó a Estados Unidos, donde ambos están detenidos.

El fiscal general de Estados Unidos, Merrick B. Garland, la tarde del mismo 25 de julio, sin dar más detalles, solo confirmó la detención de “El Mayo” Zambada, y de Joaquín Guzmán López; e informó únicamente que “ambos hombres enfrentan múltiples cargos en los Estados Unidos por liderar las operaciones criminales del Cártel, incluidas letales redes de fabricación y tráfico de fentanilo”. De manera inmediata se manifestaron el FBI, la DEA y el Departamento de Justicia de Estados Unidos por la caída de uno de los hombres más buscados en México y la Unión Americana.

Aunque esto pasó en territorio Mexicano, y fue público desde las 17:00 horas del mismo jueves, trascendió que ningún integrante del gobierno federal, como el presidente, López Obrador, la canciller, o la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, tenían la más mínima idea de lo ocurrido. Las autoridades en México no emitieron ningún posicionamiento o informe durante más de 12 horas desde que trascendió su detención; dejando al presidente y a su gobierno en un ridículo histórico. 

La falta de total conocimiento sobre el tema lo evidenció la propia  titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez en la “mañanera” del siguiente día, al confirmar que el Gobierno de México no participó en la detención de “El Mayo” Zambada y de Joaquín Guzmán López, y señaló que la embajada de Estados Unidos la llamó a las 15:30 horas, solo para  informarle que los detenidos se encontraban bajo la custodia de las autoridades en Texas, y que el vuelo que los trasladó salió a las 7:55 horas de Hermosillo y aterrizó a las 10:19, en el aeropuerto de Santa Teresa. Las palabras de Rosa Icela, solo exhibieron al país. 

López Obrador también evidenció su falta conocimiento al reconocer que el gobierno estadounidense no le había dado suficiente información sobre el caso, ya que solo contaban con lo informado por la Secretaría de Seguridad. Pero a esas alturas existía más información externa que la tenía el propio presidente, que solo exhibió que tenía más dudas que certezas.

Cinco días después de los hechos, López Obrador seguía sin tener conocimiento exacto, pues en su “mañanera” le dijo al gobierno estadounidense que necesita saber “a ciencia cierta” dónde y cómo fue que los dos líderes del Cártel de Sinaloa abordaron la avioneta, cómo fue que llegaron a El Paso, Texas, y que si el acuerdo de entrega solo fue con Joaquín Guzmán Loera o también con “El Mayo”. Esto debido a que su gobierno solo ha tenido especulaciones, reportes de prensa e investigaciones periodísticas para hacerse de información. No sabe qué pasó, qué está pasando y que va a pasar. 

Sin importar si fue una detención, arresto, engaño, entrega voluntaria o si hubo o no una negociación; lo que sí existió fue una compleja operación de la DEA, el FBI, y el Departamento de Justicia de Estados Unidos que se llevó a cabo en territorio mexicano, con una clara violación a la soberanía nacional y a la misma Constitución, y que culminó con la detención de “El Mayo”. Mientras todo eso pasaba, López Obrador y el gobierno de México no se enteraban de nada. 

La mencionada violación a la soberanía nacional y la transgresión a los acuerdos bilaterales, no tendrán ninguna consecuencia, ya que la tibieza y el miedo del titular del ejecutivo son los factores que determinantemente evitarán cualquier conflicto en las relaciones diplomáticas con nuestro vecino del norte. 

No hubo colaboración, y la decisión del gobierno de Estados Unidos de dejar fuera al gobierno de López Obrador de esta acción en particular, solamente se puede justificar por desconfianza, que está ampliamente sustentada en el obvio desinterés y la señalada complicidad del propio presidente para ejercer acciones concretas contra el narcotráfico.

Debemos entender también que las acciones de la Casa Blanca sirvieron para exhibir la permisiva y fracasada política de seguridad de López Obrador, y a su gobierno, que nunca asumió voluntad política a favor de la demanda del gobierno estadounidense de colaborar en la lucha contra la producción y exportación de fentanilo por cárteles mexicanos, y solamente asumió una postura negación ante un asunto de seguridad nacional, y llegó a negar que en México se produjera.

Después del balde de agua fría, a López Obrador no le queda más que esperar las acciones que desde allá emprenderán las autoridades competentes, y a informarse de lo que el propio gobierno estadounidense decida que debe saber; y los siguientes meses tendrá que aprender a convivir con el temor fundado por las palabras de Donald Trump, “Los cárteles son quienes administran México, pueden quitar al presidente en dos minutos”.

Las detenciones de estas figuras prominentes del crimen organizado tendrán un impacto significativo en la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia. Pero estas detenciones no solo podrán desmantelar al crimen organizado, sino que son un mensaje claro para aquellos que no han tenido la determinación de combatir el crimen.

Mientras tanto los vacíos de poder que se han generado en los carteles mexicanos, provocarán conflictos internos dentro de las organizaciones criminales, y seguramente abonarán a una mayor escalada de la violencia y la inestabilidad existente, mientras esto ocurre el gobierno seguirá caminando a ciegas y sin capacidad alguna de encarar lo que viene. 

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