Hacer política en defensa propia

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Por Israel Reyes 

Se acabaron las vacas sagradas, atentamente una vaca sagrada. Después del discurso de Alejandro “Alito” Moreno en esta última asamblea nacional y la tremenda sacada de onda que recibió la militancia priista (o bien, lo que queda de ella) todos apuestan a que su partido político, aquel que le dio y quitó al pueblo de México por décadas, está a punto de su deceso. Yo no lo veo así. 

Y quiero ser claro, este texto no es un vaticinio ni tampoco es un cúmulo de buenos deseos a los que dirigen y encabezan este partido político. De hecho, ustedes son el principal problema, por confundir la institucionalidad por la complicidad de cuates, porque la conveniencia y los negocios dentro del “cuadro chico” está por encima de la militancia y sus estatutos, por perder la brújula ideológica ignorando, a estas alturas, para qué carajos se quiere gobernar fuera del deseo individual de engrosar sus respectivos bienes y cuentas bancarias. Son una vergüenza para la política mexicana. 

Estamos en manos de políticos ignorantes, que no conocen la historia ni tienen cultura. Sólo se preocupan por conservar su silla. Pasan el día escuchando la opinión del contrario y pensando en qué respuesta darle. Continúan con las mismas prácticas de antaño, como si fuera una fórmula matemática universal. Así no se construye nada. No hay líderes ni hombres de Estado y es por eso que así les va. 

¿Por qué no simpatizo con la muerte del partido político más longevo de nuestro país? Porque los contrapesos políticos son importantes, y pues no hay mucho de eso en el menú hoy en día. A lo largo de la historia mundial, los contrapesos han jugado un papel crucial en la preservación de la estabilidad, la justicia y el equilibrio de poder. Ya lo decía Montesquieu: “Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que, por la disposición de las cosas, el poder frene al poder”. 

¿El PRI puede resurgir de las cenizas? Sí, pero ya no es asunto de la punta sino de la base de su pirámide. Aquella tan acostumbrada a que tomen decisiones por ella. Esto me hace recordar un fragmento de una entrevista del periodista Jorge Ramos al expresidente Carlos Salinas cuando mencionaba el exmandatario que todo presidente, al final de su sexenio, dejaba activos y pasivos refiriéndose a su sucesión. Al momento de señalarse que él fue quien “puso” a Ernesto Zedillo como su sucesor, Ramos fue muy claro: “Si usted no hubiera querido, Zedillo no sale de presidente”. A lo que Salinas respondió: “Pero si el PRI se hubiera resistido, tampoco”. 

Los de arriba saben muy bien que sin los de abajo no son nada. Hoy tu partido político ha perdido la brújula y quizá tú seas parte de la solución. Ni Alito, tampoco Manlio, mucho menos un Aurelio Nuño te representan. Nunca lo han hecho. 

Hagan política de la buena pero ahora en defensa propia ¿Cómo empezar? Les dejo un tip de Noam Chomsky: educación, organización y revolución.

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