Cultura 125
Mariano Antonio Guadalupe Escobedo de la Peña, nacido en la villa de San Pablo de los Labradores (hoy municipio de Galeana), Nuevo León, el 16 de enero de 1827 y bautizado ocho años después, fue un distinguido militar mexicano que alcanzó el rango de general. Participó en diversos conflictos armados importantes de la historia de México, incluyendo la Intervención estadounidense en México, la revolución de Ayutla, la Guerra de Reforma y la Segunda Intervención Francesa en contra del ejército imperial de Maximiliano. Además de su carrera militar, incursionó en la política como gobernador de San Luis Potosí y Nuevo León, así como senador y ministro de Guerra durante el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada.
En su juventud, Mariano Escobedo experimentó una vida marcada por las dificultades y el trabajo arduo. Aunque nació en una familia con algunas comodidades, su acceso a la educación fue limitado en comparación con el resto de sus hermanos, ya que su padre lo mantuvo en el pueblo para ayudar con los negocios familiares. Además de desempeñarse como arriero, comerciante y agricultor, recibió educación básica de maestros locales especializados en catecismo. Durante este tiempo, su destreza en la milicia comenzó a manifestarse, destacándose por su valentía y habilidades como jinete.
Su participación militar comenzó durante la Primera Intervención Estadounidense en México, cuando se unió al contingente local para defender al gobierno mexicano contra los invasores estadounidenses. Demostró su valentía en varios enfrentamientos, incluyendo la Batalla de la Angostura, donde logró capturar a un grupo de soldados enemigos.
En el ámbito personal, contrajo matrimonio con María de Jesús Martínez Esparza el 14 de marzo de 1851 en Asientos, Aguascalientes. La pareja tuvo cinco hijos, formando así una familia sólida mientras Mariano continuaba su carrera militar y política en el país.
Después de la guerra y la decepción por la derrota mexicana, Mariano Escobedo se retiró a la vida privada. Sin embargo, en 1854, surgió en Ayutla, Guerrero, una rebelión que resonó en Nuevo León: la Revolución de Ayutla, que buscaba poner fin a los abusos del gobierno de Santa Anna y denunciaba la corrupción del clero y el ejército. Ante esto, Escobedo regresó a la milicia en apoyo al Plan de Ayutla.
Durante la revuelta, Escobedo organizó una compañía en Galeana, su pueblo natal, y se unió a las fuerzas de Vidaurri, combatiendo en el sur de Nuevo León. Participó en diversas batallas y contribuyó a derrotar al General Francisco Güitián. Después, junto con el General Juan Zuazua, enfrentó a Parrodi. En Coahuila, se unió al General Valentín Cruz. Al finalizar la Revolución de Ayutla, Escobedo regresó a Galeana, donde continuó sirviendo al Estado como jefe de grupos que enfrentaban a los indígenas sublevados en la región.
Durante la Guerra de Reforma, Escobedo volvió al servicio activo en el Ejército Mexicano y luchó en numerosas batallas. Ascendió a Coronel y participó en expediciones a Jalisco y Guanajuato. En San Jacinto, enfrentó al General Miguel Miramón, y luego atacó la Ciudad de México al frente de sus tropas. A pesar de su valentía, fue derrotado en Irapuato por el General Adrián Woll.
En la Segunda Intervención Francesa, Escobedo combatió en Acultzingo en 1862 y destacó en la Batalla de Puebla. Fue prisionero de los franceses, pero logró escapar y unirse al Ejército de Oriente en Oaxaca, bajo las órdenes de Porfirio Díaz. En el sitio de Oaxaca, Díaz lo envió a buscar a Juárez, quien huía hacia el norte. Escobedo emprendió un peligroso viaje a través de los Estados Unidos para reunirse con Juárez y continuar la lucha contra el Imperio.
Para 1866, las fuerzas de Mariano Escobedo ya dominaban los estados del noreste de México, obligando a las tropas imperiales a retirarse. A finales de ese mismo año, Escobedo y el Ejército Republicano avanzaron hacia el centro del país. Finalmente, asumió el mando del ejército a la vista de la ciudad de Santiago de Querétaro en marzo de 1867. Allí, cercó al ejército imperial de Maximiliano I de México y tomó la plaza el 15 de mayo de 1867, en el enfrentamiento decisivo conocido como Sitio de Querétaro. Fue en este momento que el Emperador se rindió personalmente ante el General Mariano Escobedo, marcando el fin del Segundo Imperio Mexicano.
Después de la restauración de la República, Escobedo desempeñó roles importantes. Fue jefe de operaciones del Ejército Republicano durante el gobierno de Benito Juárez, además de gobernador de Nuevo León y San Luis Potosí. Durante su mandato en San Luis Potosí, trabajó en mejorar las vías de comunicación y promovió el desarrollo comercial de la región. También ocupó cargos como presidente de la Suprema Corte de Justicia Militar y diputado.
Como ministro de Guerra y Marina en el gobierno de Lerdo de Tejada, Escobedo derrotó a Porfirio Díaz en la rebelión de Tuxtepec, bautizándolo como “El Llorón de Icamole”. Sin embargo, Díaz finalmente lo venció en noviembre de 1876.
Escobedo también fue el escolta del presidente Lerdo de Tejada en el puerto de Acapulco. En 1878, intentó levantarse en armas nuevamente contra Porfirio Díaz, pero fue perdonado.
Mariano Escobedo falleció el 22 de mayo de 1902 en la Ciudad de México y fue sepultado en el Panteón Francés de la Piedad. La Cámara de Diputados suspendió sus actividades para rendirle honores, liderados por el presidente Porfirio Díaz. Su legado se refleja en diversos homenajes, como el municipio de Mariano Escobedo en Veracruz, el aeropuerto de Monterrey y el municipio de General Escobedo en Nuevo León. En San Luis Potosí, el municipio de Tanquián de Escobedo lleva su nombre en reconocimiento a su gestión durante su mandato como gobernador del estado.